Un pacto podrá decidir
Una vez pasadas estas elecciones ya nada será como antes. El mapa político ha sido rediseñado con la aparición de los partidos emergentes que ha acabado con el bipartidismo establecido en España desde la Transición que aglutinaba entre el PP y PSOE con casi el 80% de los votos y que en estos comicios han perdido cerca de seis millones de sufragios en beneficio del partido de Albert Rivera (C’S) y Pablo Iglesias (PODEMOS) que han conseguido la confianza de más de ocho millones de votantes.
La pregunta es : ¿y ahora qué?. Estos resultados obligan a pactar a cualquiera que pretenda tomar el bastón de mando para dirigir el país, no sin muchas dificultades por sí solo llegar, ni por mucho, a rozar la mayoría bsoluta (176 escaños), incluso algunos ni pac- tando llegarían a tenerla. Entre todas las opciones posibles está la de un “acuerdo negociado” entre el PP, C’S y PSOE, para pactar un gobierno medio estable, a sabiendas de que la formación de la calle Génova ha perdido 63 escaños y un porcentaje muy alto de votos, pero a pesar de ello Rajoy sigue encabezando la lista más votada.
La formación naranja de Rivera que no ha conseguido los escaños que se presuponían para conseguir ser la segunda fuerza política por delante de los socialistas de Pedro Sánchez, lo que ha supuesto cierta decepción para su electorado a pesar de que si se mira desde el prisma del resultado absoluto, ha sido un éxito sin precedentes, por haber conseguido 40 escaños partiendo de la nada. El tercero sería el PSOE que habiendo obtenido el peor resultado de sus historia en unos comicios, podría formar go- bierno si acordase pactar con PP y Ciudadanos. Lo deseable en una democracia madura seria que compusiera gobierno el líder de la formación política que hubiera tenido el mayor número de votos con otras fuerzas afines que respaldaran esa candidatura.
Otras posibilidades podrían ser que PSOE formase gobierno con Podemos y los partidos nacionalistas, independentistas, secesionistas, Junts pel Sí y la CUP. etc, aunque mucho nos tememos que esa amalgama de formaciones tan dispares sería un “totum revolutum” con poco futuro y ninguna justificación política ante sus electores, máxime cuando Pablo Iglesias condiciona sus posibles acuerdo a realizar una consulta catalana en 2016 para que Cataluña decida si se queda dentro o fuera de España.
También existe la teoría del pacto entre PP y PSOE para formar una coalición, que por otro lado sería la que sumase la mayoría absoluta para poder poner freno a los mas que posibles desatinos que pudieran proponer muchos de los “idea listas” políticos.
Así que visto lo visto: Alea jacta est.