Luis Suárez dispara a Inglaterra
Uruguay 2-1 Inglaterra
Las líneas de alante de ambas selecciones asustaban y en lugar de delanteros volcados pensamos en una guerra de estrategias cruzadas y violencia con tanques. El primer susto lo dio Luis Suárez y sólo habían pasado tres minutos. Desde el córner. Fue un pelotazo entre directo y con rosca para el que tuvo que recular Hart. En ese momento, justo en ese, saboreamos la cocina del Mundial, el ver a vida o muerte a dos selecciones que en su día -créanme- fueron Campeonas del Mundo.
Godín quedó sellado en el 8 y si no fue expulsado por la segunda amarilla fue por ser conocido de Velasco Carballo, que fue el español de la contienda, la manera de devolver a los ingleses su presencia en nuestros chistes. Los ingleses comenzaron entonces a hacer su juego con subidas de peligro y órdago de Baines y una asociación por la derecha de Johnson y Sterling al que se asomaba Sturridge, omnipresente.
El azul claro de las camisetas uruguayas se tiñó algo oscuro por mojado y quisieron aire. El partido paró el ritmo, detuvieron las embestidas inglesas y se gustaron. Cavani retrocedió de continuo su posición para recibir. La primera ocasión fue tras un pase de este a Álvaro Gonzalez que buscó un centro mal despejado por la defensa inglesa que el Cebolla mandó alto por muy poco. El siguiente peligro vino tras una jugada ensayada en un córner en raso botado por Suárez que Cavani mandó igual de alto que Cebolla.
Inglaterra seguía con sus embestidas por las bandas que culminarían en un córner que le sacó Welbeck a Cáceres. El mismo fue colgado por Gerrard, un inglés que gasta imagen de yerno perfecto a quien invitar a un té y que las cuelga de miedo, por cierto. En el segundo palo, el yerno no tan perfecto, Rooney, remató a las pocas telarañas que pueden quedar en estadios tan renovados.
En el 38, Ladeiro consiguió una pelota en el centro del campo de las que duele perder. La apertura para Cavani, que pensó morder, acabó en un pase de este por encima de Jagielka. Tras él, Luis Suárez y su cabeza que batieron a Hart y pusieron a Uruguay por delante. Tras el saque de centro, Rooney contactó con Sturridge que dio un punterazo de los que en la calle calificamos como «trallón» que detuvo Muslera sirvió de Tratado que firmara un pacto de no beligerancia en los 15 minutos que dura el descanso.
Y nada más. Nada más comenzar la segunda, una jugada del gol intercambiando papeles: centro de Suárez a Cavani que despejó Jagielka, como aprendiendo de sus errores. El gol olímpico volvió a merodear y Hart también aprendió de los aciertos y le sacó el balón a Suárez antes de que se activara el ‘ojo de halcón’.
Uruguay había salido a por todas, Lodeiro volvió a crear tras una lucha como enfangada en el suelo de Cebolla Rodríguez por el balón y dejó a Cavani en un uno contra uno en el que se llenó de balón al que sólo pudo contactar con el tobillo.
La guerra entonces cambió de trinchera y los ingleses reclamaron lo que fueron contra Italia. Comenzó el control en el centro del campo y Berkley, recién salido, quiso sus galones. A 16 del final, Johnson cogió la autopista ante la mirada de Cáceres, un radar sin flash. Su pase al segundo palo no lo perdonó Rooney que colocó el empate a 1.
Entonces la guerra llegó a tal momento en el que los viejos buscan medallas, más, si cabe. Muslera sacó fuerte, creando el balón una nueva división aérea para el ataque a la base inglesa. Fue dirigido a Cavani, con el que saltó un defensa inglés. En ese momento, el balón quedó peinado y nos dimos cuenta que siempre querremos a soldados como Cavani, de los que luchan y hacen más grandes a sus compañeros.
Este balón contacto con Luis Suárez en el pico derecho de la frontal del área de Hart. Toda una guerra dirimida en un uno contra uno. Suárez no falló. Hizo honor a su apodo de pistolero y mandó el balón casi a la altura de la cara del portero inglés que nada pudo hacer.
Dos derrotas de dos para los ingleses que quedarán fuera si hoy Italia y Costa Rica empatan. La condecoración de honor fue para Luis Suárez y nosotros nos quedamos satisfechos, deseando una segunda parte de la historia.
Darío Novo / @DarioNovoWeb