La Cifu se sube al monte (en Boadilla)
Como una gran figura del balompié, rodeada de una legión de incondicionales vecinos venidos en autobús y de muchos jóvenes de Nuevas Generaciones del PP Cristina Cifuentes se presentó en campaña electoral en Boadilla del Monte el pasado 14 de mayo como si de una final anticipada de la Champions se tratara. Equipada con la camiseta de su equipo –elástica azul con la bandera española a modo de dorsal y pantalón vaquero– y aclamada como una “galáctica” Cristina Cifuentes (CRF) se paseó airosa por un parque repleto de vecinos para la ocasión, toda simpatía ella, sin alterarse siquiera por el polen lacrimógeno que noqueaba a los reporteros, sin descomponer la sonrisa, una mirada cristalina alterando a los varones, encandilados ellos que aprovechaban para besar su rostro de aspecto nórdico.
Cifuentes allí, en el centro del área grande «¡Pasadme balones, pasadme balones!» parecía decir a sus defensas, a los carrileros, a sus extremos que por las bandas no hacían sino animarla. Antonio González Terol, candidato a repetir como alcalde le dedicó todos los piropos que la corrección de un mitin permitía. Pintó Terol una Comunidad y un municipio idílicos bajo el juego de ambos, la copa, la liga y la recopa y la religa de los servicios y del bienestar van a ganar los ciudadanos con su juego bonito. Ángel Carromero indicaba a la clá los aplausos. Y Cifuentes escuchaba y sonreía y todos sonreían y escuchaban, los reporteros agonizando por el polen del averno. Las gradas llenas coreaban su nombre, el gol se resistía hasta que ella, poderío, clase, imperio rubio de media melena al viento tomó el mando.
¡Balones, que los arrollo! Recibió desde la banda derecha un pase medido de Terol, controló con la zurda, desplazó apenas un metro la pelota, dribló a la zaga adversaria, levantó la cabeza –aullaba su nombre el frente sur: ¡Cifuentes, Cifuentes!– elevó la vista, miró al infinito y arreó un zapatazo al balón que lejos del alcance del portero besó raudo la red como un rayo y llenó de una alegría infinita a todos los enardecidos seguidores azulones. Sí, la copa estaba en el bolsillo. ¡Cristina marcó un chutazo por la esquina!
Texto y foto: Ángel Aguado López