Francia no quiso ser España frente a Alemania
Francia 0-1 Alemania
«El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once…y siempre ganan los alemanes«. Una de las frases más antológicas del fútbol bien podría explicar el histórico de enfrentamientos entre franceses y alemanes. Por más que nuestro país vecino lo intentara una y otra vez, mejorando su nivel futbolístico a la cima, siempre llegaba la bestia negra del norte y ponía en su sitio a los bleus.
Hoy Maracaná podía ser el escenario perfecto para revertir una tendencia histórica. Francia llegaba en plenitud de confianza, con menos kilómetros en las piernas, y delante de sí quizás tenía a la Alemania más dubitativa en años. Herida en el orgullo y en el planteamiento tras el patinazo, solventado en la prórroga, ante Argelia, además tenía el inconveniente de que un tercio de la plantilla sufría el virus de la gripe.
Pero como decíamos en el titular, Francia no quiso ser España. Temerosa ante su primo de Zumosol, el conjunto galo no mostró la verticalidad exhibida en la fase de grupos. El miedo era palpable.
Peor aún, no tuvo capacidad para reponerse al tempranero gol de Matt Hummels. El central del Borussia Dortmund ajustó su flequillo peinando un balón perfectamente servido por Kroos ante el que nada pudo hacer LLoris.
Corría el minuto 12 y el partido se debería jugar en el tablero francés.
Preso de una intensidad mal entendida, el partido entró en un bucle de bostezo tras bostezo. Única y exclusivamente un disparo de Valbuena, perfectamente rechazado por Neuerm alteró a un Maracaná más pendiente de salir en la pantalla del Estadio que de un partido lento y espeso.
Prácticamente nada más ocurrió en la primera parte. Si hablábamos de que Francia no pudo, y tampoco quiso, poner el pecho ante las ametralladoras alemanas, el combinado teutón no dejó sensaciones súper.
La sensación generalizada con Alemania es que está donde siempre suele estar (semifinales) que está donde se esperaba que estaría, pero sin embargo, está mucho peor de lo que cabríamos esperar. Espesa de ideas, con Özil certificando el año infame en Londres, sólo se apoya, y no es poco, en dos jugadores decisivos en ambas porterías. Neuer y Müller. El resto se limita a ser una mera roca competitiva.
Le bastó con muy poquito a Alemania porque la segunda parte fue un calco de la primera. Con una Francia empeñada en hacernos creer a través de su poca intensidad que los Cuartos del Mundial debían estar jugándose en otro lugar de la tierra, la salida de Schurrle produjo ciertas contras que fueron rechazadas por Hugo Lloris.
Sólo en los últimos minutos, ciertos chispazos de Benzema, unido al «last calling Paris» que llegaba desde el aeropuerto de Río, propició cierta inquietud en la defensa alemana, pero el gran Manuel Neuer abortó todas y cada una de las intentonas galas con la sobriedad característica.
Venció, como siempre que se ven las caras, Alemania y certificó su cuarta semifinal consecutiva en la que se verás las caras con la anfitriona: Brasil
A Francia le queda el consuelo de maquillar la nauseabunda participación perpetrada en 2010, y sobre todo, la cimentación de unas bases sólidas para crear un grupo campeón en la próxima Euro 2016, la cual se celebrará en el país galo.
Alejandro Briega