A propósito de Charlie
“Si estás matando a una persona, no eres musulmán”. Estas fueron las palabras de mi buena amiga Hayrunnisa, turca y musulmana. Es lo bonito de esta profesión, que si te mantienes con la mente y las orejas abiertas puedes aprender muchísimo de los demás, pero para escuchar primero hay que tener la boca cerrada; y los ignorantes son expertos en hablar alto y antes de tiempo.
Ignorantes son aquellos que no saben diferenciar un musulmán de un terrorista radical, ignorantes son aquellos que queriendo callar a los otros ponen bombas. Ya saben, las bombas les habrán matado, pero en su intento de silenciarlos alzaron los gritos de todos los demás. Gritos de libertad, libertad para todos, donde “echen a los moros” no puede tener lugar, más que nada porque es un sinsentido, una necedad, es decir, una soberana gilipollez.
Y aquí el colmo de la tontería y de la insensatez, dando publicidad a los que no merecen ni respeto, ni mérito, ni rédito, ni palabra; poniéndoles en primera plana como aquellos que ganaron, víctimas en el suelo y terroristas armados apuntando desde el cielo. Vergüenza siento al ver que mis colegas periodistas acudieron al amarillismo en sus portadas, con aquello que el morbo removía los estómagos y causaba terror, pues para ello lo hicieron, para avisarnos de que debemos tener miedo. Y aquí la excepción, el periódico La Razón, siendo un periódico que no suele ganar mis elogios, publicó en su portada una viñeta de Charlie Hedbo, les planto cara a esos mal nacidos diciéndoles bien clarito, “no os tenemos miedo”.
Y aquí va mi ofensa, no os tengo miedo (hablo de tú porque el usted es para gente que respeto), ni a vosotros terroristas, ni a los fascistas, ni a nadie que quiera callarme o quiera callarnos a través del miedo, a nosotros, a los que nos dedicamos a comunicar. A propósito de Charlie, aquí lo tienen, se lo sirvo en frío.