Más no es siempre peor ni menos lo mejor
Cuando nos referimos a la pérdida de peso, existen un sinfín de libros que nos dicen cuál es la mejor manera y más efectiva para bajar esos kilos que se nos resisten. Dietas ultra estrictas que nos garantizan el éxito de nuestro objetivo sin tener en cuenta los distintos perfiles, características e intolerancias que podemos tener. Pero, ¿existe realmente un cambio estético o también experimentamos un cambio en nuestro organismo?
Lo realmente interesante sin duda, es una disminución importante del porcentaje de grasa corporal y más aun, de la grasa visceral, eso es lo que nos interesa, de qué nos sirve ese tipo de dietas que son poco duraderas, sino hemos mejorado nada de lo que hemos descrito anteriormente. Entonces, ¿cómo puedo controlar mi peso de una manera sostenible? muy fácil, lo primero que vamos hacer es controlar el número de ingestas diarias de manera saludable. En nuestro caso serían cinco ingestas diarias divididas en: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, con un aumento significativo de agua.
¿Por qué cinco ingestas?
1º. Le estamos diciendo a nuestro organismo que no tiene la necesidad de crear reservas, evitando el sobre peso.
2º. La existencia de un gasto calórico cada vez que hacemos una ingesta.
3º. Regularizamos nuestro apetito.
4º. Al no estar más de tres horas sin hacer una ingesta, controlamos los niveles de azúcar en nuestro organismo.
¿Por qué aumento del agua?
1º. En todos los procesos interviene el agua.
2º. Evita la famosa retención de líquidos y la clásica celulitis.
3º. Elimina nuestras toxinas depurando nuestro organismo.
4º. Disminuye el riesgo de varices mejorando la circulación sanguínea y una correcta oxigenación, eliminando sustancias innecesarias.
Olvidémonos ya del falso mito de <<para perder peso hay que pasar hambre>> o <<irse a la cama sin cenar>>. Para adelgazar hace falta aumentar las ingestas mejorando su calidad.
Autor: Raúl Pillado Blas
Entrenador personal