Transparencia frente al miedo
Cuando se conocieron los primeros casos del coronavirus en la ciudad china de Wuham, parecía que la noticia nos pillaba demasiado lejana. Seguíamos la información con cierta preocupación, pero el sentir general elucubraba más en torno a las dudas acerca de la veracidad de las informaciones que las autoridades chinas iban facilitando. La sospecha de que se ocultaba información sobre el alcance real del brote y el número de víctimas mortales, incluso también lo contrario, que se estaba exagerando por todo tipo de oscuras intenciones, nos mantenía ocupados. Un mes después se conoció el primer caso de contagio en España, saltaron todas las alarmas y cuando el brote estallo con toda su fuerza en el norte de Italia, el pánico se desató. Al cierre de estas líneas, el número de contagiados en España supera los 250 y sigue aumentando cada día. Es en estos momentos cuando más necesario es apelar a la prudencia y la responsabilidad, tanto de las autoridades sanitarias como de la población en general.
¿Qué sabemos a ciencia cierta del coronavirus? En principio son virus que afectan sólo a los animales, pero en algunos casos, como el COVID-19 son capaces de transmitirse a las personas, provocando cuadros clínicos desde el resfriado común hasta enfermedades respiratorias mas graves, como neumonía, generalmente en personas ancianas o que sufren alguna otra enfermedad, por ejemplo de corazón, de pulmón o problemas de inmunidad. Los síntomas incluyen fiebre, tos y sensación de falta de aire, y en algunos casos, diarrea y dolor abdominal. Tampoco se sabe exactamente cómo se contagia, pero todo apunta a que sea como en otras infecciones respiratorias, por cercanía con alguien infectado que tose, o estornuda, y sus secreciones llegan a contactar con nariz, ojos o boca. Si se ha viajado a algún sitio donde hay personas contagiadas, hay que controlar si se tienen síntomas hasta dos semanas después de regresar. Si se presentan síntomas, hay que quedarse en casa, llamar al 112 o al centro de salud y seguir sus instrucciones.
Esto último es la clave para contener la expansión del coronavirus. A pesar de que se trabaja contra reloj, aún estamos lejos de poder disponer de una vacuna, que requiere de meses de pruebas en animales y posteriormente en humanos, y a día de hoy no hay un tratamiento específico. Más allá de la atención médica en los casos registrados, la única manera de luchar contra el virus es evitar su propagación, para lo que es imprescindible la responsabilidad de los ciudadanos. El miedo es más contagioso que cualquier virus. En el caso del primer contagio registrado en la Comunidad de Madrid, un joven de 24 años de Pozuelo de Alarcón, su reacción fue la adecuada. Había viajado al norte de Italia y al presentar síntomas leves, se puso en contacto con el 112, que activó el protocolo, le practicó las pruebas en su domicilio y le derivo al hospital Carlos III, donde quedo ingresado. Hay que evitar desplazarse a los centros de salud y hospitales a la mínima señal. Seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y no dejarse llevar por el pánico actuando irresponsablemente es hoy el mejor antídoto contra el contagio y la propagación del coronavirus. No hay que olvidar que si bien el COVID-19 se transmite con facilidad, su grado de letalidad es inferior a muchas cepas de gripe. De hecho, hasta la fecha se han registrado en España tres casos mortales.
Tanto a nivel nacional como en la Comunidad de Madrid, las autoridades sanitarias están respondiendo a la altura, facilitando puntualmente información precisa y concreta de la situación en todo momento. El ministerio de Sanidad ha centralizado en Fernando Simón, médico epidemiólogo con una larga trayectoria en alertas y emergencias sanitarias, y especialmente relacionadas con virus y enfermedades tropicales, toda la información sobe el coronavirus, contribuyendo a transmitir serenidad y evitando el alarmismo y la propagación de bulos. Es obligación de las autoridades no solo garantizar la tranquilidad y la salud de los ciudadanos, sino impedir que los efectos del coronavirus traspasen del ámbito sanitario al económico, pues donde más letal pueden ser sus consecuencias es sobre un sector decisivo para la economía como el turismo. Con la Semana Santa en ciernes y a pocos meses del verano, el reto es contener el miedo al miedo y evitar un desplome del sector y para ello, toda la transparencia es poca.