28M, Cada cual que decida a quién otorga su confianza
Apenas faltan unas semanas para que los madrileños pasemos por las urnas ante la convocatoria de elecciones autonómicas y municipales. Mas de 7000 mesas electorales serán las que se coloquen en los 179 municipios que conforman la Comunidad Autónoma de Madrid, en las que los ciudadanos con derecho a voto depositarán su elección en estos comicios del 28 de mayo, con el que elegirán a su próximo representante autonómico, alcaldes y concejales y a los políticos que ocuparán los escaños de la Asamblea de Madrid durante los próximos años. Junto a la Comunidad de Madrid también se celebran comicios en otras 12 CC.AA y más de 8.000 municipios en España, así como 2 Ciudades Autónomas
Tenemos que recordar que en las pasadas elecciones la candidata del PP y actual presidenta regional Isabel Díaz Ayuso, ya desbarató una operación de acoso y derribo contra ella, disolvió el Parlamento regional y convocó elecciones anticipadas, expulsó al grupo municipal de Ciudadanos, entonces socios de Gobierno en el Ejecutivo regional y ganó esas elecciones, sumando 35 diputados mas hasta conseguir los 65 definitivos.
Esta rápida reacción desorientó un poco a la oposición, que le pilló con el pié cambiado y no estaba preparada para un anticipo electoral. El PSOE recuperó a un tranquilo Gabilondo como candidato que finalmente tuvo que entregar la cuchara, tras la debacle con la pérdida de 13 diputados.
Isabel Díaz Ayuso está crecida. Las encuestas, a día de hoy, coinciden en situarla al borde de la mayoría absoluta, con la duda de si lo conseguirá en solitario o necesitará algún apoyo, dado el gran número de ataques que está recibiendo por una enfurecida oposición. Ayuso es la culpable de todo, es la obsesión de Pedro Sánchez, que es realmente quien de verdad le quita el sueño y no otros, Ayuso es la diana de Monica García, la medico y madre y candidata de Mas Madrid, que ha vertido sobre ella toda la bilis que es capaz de generar con su lenguaje guerracivilista chulesco y pendenciero.
Pero lo que parece claro es que el viento sopla a favor de Ayuso, que los madrileños reconocen que su gestión ha hecho de Madrid la locomotora de España, y que un cambio de rumbo para la izquierda pondría contra las cuerdas la saneada economía de la región.
Lo cierto y verdad es que la Ayusofobía no está ayudando mucho a sus promotores. La mentira descarada, la tergiversación de datos, la minimización de los aciertos y la maximización de los errores, la manipulación de las informaciones y, sobre todo, la creencia de la izquierda de que el votante no afín a ellos es tonto o está manipulado, está aportando gran cantidad de de votos a Díaz Ayuso.
Lo que está en juego es el modelo económico y la fiscalidad la realidad es que si gobierna la izquierda en la Comunidad de Madrid, es muy posible que haya subida de impuestos
Las campañas orquestadas por políticos, tertulianos y medios afines para hacer parecer que Madrid es el origen de todos los males, lejos de perjudicar a Ayuso, la está catapultando hacia la mayoría absoluta.
Pero al margen de campañas y ataques, en estas elecciones, polarizadas en torno a Díaz Ayuso, lo que está en juego es el modelo económico y la fiscalidad va a ser el verdadero caballo de batalla. Aquí no caben mentiras, si gobierna el progresismo de la izquierda de Madrid habrá subida de impuestos, por más que el candidato socialista, Juan Lobato, casi un desconocido hasta hace muy poco niegue que vaya a tocar la fiscalidad en los próximos años.
Y qué decir tiene de la candidatura de Alejandra Jacinto, que ya sabemos lo que nos espera, con una propuesta económica bien conocida: mayor intervencionismo, más impuestos, más subvenciones y menos libertad, incluyendo los ataques a la propiedad privada y su afabilidad con el movimiento Okupa
No es ninguna anomalía y está dentro del marco de competencias de las comunidades. Si la izquierda llega al Gobierno de la Comunidad de Madrid y aplica la armonización fiscal que pretende, los madrileños tendrían que aflojarse el bolsillo con más impuestos todos los años. Es para pensarse bien a quién se le da el voto.