No pidamos peras al Olmo

No pidamos peras al Olmo

Al margen de lo que en su momento dictaminen los tribunales de justicia sobre los asuntos judiciales en marcha, tanto de la mujer, como del hermano del actual presidente del Gobierno, es evidente que para la gente de la calle, sus comportamientos son, cuando menos, ética y estéticamente reprobables.

Censurables no ya los de esos dos familiares, sino ampliable y con mayor gravedad, para todas las personas que presionados o no, facilitaron actos y actividades presuntamente corruptas, saltándose las normas más elementales.

Pero lo verdaderamente inquietante es que esa presunta corrupción afecte a destacadas personas del partido socialista, con importantes responsabilidades.

A estas alturas y a pesar de que se han ido produciendo revelaciones que han “enfangado” la presunta limpieza del principal partido del Gobierno y a que todo apunta que van a seguir viendo la luz nuevas informaciones señalando  comportamientos empapados por la corrupción, no hay reacción alguna de los partidos que apoyaron primero la moción de censura a Rajoy y luego la investidura de Sánchez.

Cuando estas líneas vean la luz, ya habrá prestado declaración ante el Supremo quien fuera destacada figura del socialismo, José Luis Ábalos Meco, señalado directamente por el “conseguidor” Aldama.

Es éste un personaje avispado y por lo que se va conociendo dotado con el don de la omnipresencia, el perejil de demasiadas salsas, que no sólo hace grandes negocios, sino que se encuentra con Delcy en Barajas, se hace una foto con el líder supremo tras ser invitado a un mitin del PSOE, viaja a San Petersburgo con la mujer del presidente, hace prácticas de tiro con la Guardia Civil, e incluso recibe una condecoración de ese cuerpo, al tiempo que participa en la trama millonaria del IVA de los carburantes.

Las “salpicaduras” al hijo de “Carbonerito”, al que fuera número 3 del PSOE, Secretario de Organización, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso (resulta ahora patético su alegato contra la corrupción del PP en las jornadas de la moción), Ministro de Transportes… que ahora le caen como chuzos de punta, ya provocaron su expulsión, como si de un apestado se tratara y lo más grave es que quien lo señala asegura tener pruebas.

Avanzan las investigaciones y el número de señalados que puedan quedar al descubierto puede ir aumentando; hay quien se ha podido precipitar a la hora de poner su mano en el fuego por determinadas figuras y quien señala ya le ha recomendado pomada para quemaduras.

Sorprende que quienes apoyaron a Sánchez y le dieron sus votos para hacerlo presidente, los separatistas, los nacionalistas con piel de cordero que un día pactan con la derecha y otro con la izquierda, los herederos de la banda terrorista, los incondicionales del prófugo, el conglomerado multicolor capitaneado por Yolanda y demás “especies”, sigan sin mostrar siquiera recelos, ignoren las denuncias de corrupción, las evidencias y las investigaciones en marcha.

Con su apoyo interesado siguen exprimiendo a quien sobrevive en Moncloa, atado de pies y manos, chantajeado un día sí y mañana también, caminando por el filo de la navaja, confiado tal vez en que los poderes del Estado no son tan independientes como nos creíamos y señalando un fango que no quiere ver bajo sus pies.

Sus socios no son tontos, son conscientes de que cualquier otro gobierno mayoritario y especialmente de otro signo, les cortaría no ya las alas, sino el grifo de las cesiones que desde la moción a Rajoy no ha dejado de “gotear”.

Da la sensación de que a algunos, la corrupción de la izquierda no les provoca las mismas náuseas, no llega a inquietarles, como si por el simple hecho del color no “oliera”, “ensuciara”, ni “traspasara” los límites de lo permisible.

Estamos ante una intensa etapa judicial con un desenlace imprevisible y los ciudadanos sólo podemos expresar nuestra voluntad cuando nos ofrezcan las urnas, así que por ahora no pidamos peras al olmo, no mientras todos sus socios sigan subidos en sus ramas.