BIPARTIDISMO: STRIKE ONE
El politólogo Adrián Vidales nos trae su opinión sobre los resultados electorales para el Parlamento europeo del pasado 25 de mayo:
El pasado domingo asistimos a la primera cita de un ciclo electoral que podría ser clave para la política española en los próximos años; una cita que prometía y que no defraudó a los analistas: en primer lugar, se corroboró el esperado aumento de la fragmentación del voto en favor de partidos minoritarios, con la entrada en el Parlamento europeo de tres nuevas formaciones: Primavera Europea, Ciudadanos y, sobre todo, Podemos, claro triunfador de la noche y que, con su espectacular e inesperada irrupción y sus cinco eurodiputados, se queda a uno de IU y suma unas cuantas siglas más a la sopa de letras que tradicionalmente ha caracterizado a la izquierda española, destapando de paso las carencias de los de Cayo Lara y dando un aldabonazo al panorama político a la izquierda del PSOE.
La otra cara de la moneda fue el anunciado (pero no por ello, menos tremendo) castigo sufrido por los dos grandes partidos estatales. PP y PSOE pagaron el precio por sus políticas de austeridad, su descrédito ante la ciudadanía por los incesantes casos de corrupción y su pésima campaña electoral, y se dejaron por el camino 8 y 9 escaños, respectivamente. Visto en porcentajes de voto, la situación es aún más preocupante para ambos partidos, puesto que, conjuntamente, no sólo bajan de la barrera psicológica del 60%, si no que pierden más de 30 puntos con respecto a las elecciones de 2009, quedándose en un inquietante 49% que ya ha despertado las alarmas en el PSOE. Y es que, desde luego, la sangría de votos en favor de opciones como Ciudadanos, UPyD, IU o Podemos es de suficiente entidad como para inquietar en Génova y Ferraz; y harían bien en no minusvalorar estos resultados. En cualquier caso, resultaría arriesgado extrapolar estos a las próximas citas electorales, donde la abstención será mucho menor, y donde sin duda el sistema electoral español penalizará el voto minoritario. Quizás sea demasiado pronto para anunciar el fin del bipartidismo en España.
Y por lo que se refiere a la participación, si bien es cierto que los resultados son ligeramente mejores que hace 5 años (45,84% en 2014 frente al 44,9% de 2009), la participación sigue siendo más que escasa, lo que demuestra que ni los partidos minoritarios establecidos (IU y UPyD) ni las novedades de estas elecciones (VOX, Podemos, Primavera Europea o Ciudadanos) han conseguido aumentar la movilización de los electores españoles.
Estos resultados suponen, sin duda, un toque de atención muy serio a los partidos tradicionales. Es evidente que los ciudadanos no están satisfechos con la marcha de la política (y la economía) española en general, ni con las dinámicas de ambos partidos en particular; y que si no se dan respuestas a los retos planteados, el sistema de partidos surgido de la Transición podría venirse abajo. Las dos citas que nos quedan por delante decidirán.
Adrián Vidales García, politólogo especializado en Estudios Internacionales