Tour de Francia 2015. Etapa 9: Froome sale reforzado en la victoria del BMC
Siempre nos enamoramos de aquellos juegos en los que mirar de reojo al de las cartas, robarle un billete a la banca o poner una crono por equipos en días que el reglamento no marca son aceptados. Nos enamoramos porque somos canallas sin serlo y porque, llegado el caso, las pequeñas modificaciones dotan al juego de una trampa admitida que no altera el riguroso final. En mi tiempo, así nos hicieron pasar por el aro de las mentiras piadosas.
La contrarreloj por equipos se la llevó el BMC y nos hizo a todos ser partícipes de la ilusión del Tour. Bien es cierto que la primera revancha queremos desquitarnosla con lo del año pasado pero dudamos a estas alturas de una semana igual de vaivenes con intríngulis y sin resultado alguno: a estas horas los favoritos lo siguen siendo y mantienen todas sus extremidades intactas, que sepamos.
Los 28 kilómetros contra el crono serán los últimos. Ya no habrá más tiempos intermedios, más coches solitarios, más doblados y más GPS del chungo. Fue, a su modo, una lucha moderna de preparación y estilos. De equipos. Como si fuera medida con regla, las distancias ni siquiera fueron tantas y todo se partió entre los que fueron y los que pudieron haber sido en una barrera sanitaria lógica con aquellos que no podían lograr el triunfo.
El Movistar, de hecho, pudo ganarla. Aquel repecho, el segundo, en el que la falta de coordinación se muestra como parte contratante explica muy bien la igualdad en la que andamos sumergidos: a pesar de ser un Tour competido y basado en la incipiente clase media del ciclismo que crece, Nairo y Valverde descolgaban a sus propios compañeros de equipo. Al Sky no le pasó eso pero sí otra lectura. Froome se hizo más líder cada vez que tiraba del equipo. A la llegada, el minutero sumaba y con Nicolas Roche sufrimos todos. Le giraban la cabeza y él sabía que era el quinto pero no podía más. Es una sensación de nervios geniales, como de primera vez. Al final, quien manda, dijo que medio segundo era suficiente para coronar al BMC.
Fue justo. Al margen de la previsibilidad, el conjunto de Van Garderen bordó la crono. El ciclista ha ido convirtiéndose en candidato a medida que avanzan los días. Los que saben dicen que lo veremos el jueves, después de lo importante. Sea como sea, el triunfo nos supo también un poco a victoria. A Van Garderen le acompañaba Samuel Sánchez que se subió a un podium de una de las pocas cosas que le quedaban por ganar.
A la vuelta de las vacaciones de un día, un puente corto, Froome seguirá de amarillo y Van Garderen a 12 segundos tras él. El propio Froome, ha considerado al americano su «gran rival» pero nosotros insistimos en que hay más. Alberto a 1.03; Rigoberto Uran a 1.18; Valverde a 1.50; Quintana a 1.59 y Nibali a 2.20.
Llega el día en el que tenemos la suerte de cruzarnos con la buena suerte que, además, limpia la mala del año pasado. Entonces nos ilusionamos y pedimos más y más. 24 horas se nos hacen eternas y el martes es un objetivo único, un aire acondicionado en medio de esta insufrible ola de calor: un comienzo del Tour de verdad con el que siempre habíamos soñado.
Darío Novo