Etapa 17: Geschke vence y Contador dice adiós al Tour tras una caída
En las crónicas ciclistas el horror vacui debe ser la antítesis de lo que pasó ayer. Como es imposible ofrecer crónicas de etapas como esas colecciones por fascículos iremos a los autos concretos. En primer lugar a contar que ganó Geschke, que formó parte de la escapada mayoritaria, la válida. Tras él entro Talansky y tras el Rigoberto Uran, tan combativo, tan desigual, tan colombiano, tan él.
La primerta noticia del día fue que Tejay Van Garderen empezó a perder tiempo casi desde la salida neutralizada. Llegó a perder cuatro minutos con el núcleo irradiador del pelotón y cuando frotábammos las manos en honor de Valverde, apareció por allí, como si nada. El desenlace tuvo tintes trágicos con lágrimas con mocos, de las de verdad, abrazos de consuelo, manos en la cabeza y drama. El ciclista abandonaba el Tour y dejaba a Samuel Sánchez como líder del BMC. A la vejez, viruelas que diría aquel.
Tras la primera noticia del día la segunda llegó en forma de molinillo y a más de 70 kilómetros de meta. Fue naturalmente Alberto Contador que atacó con prismáticos cuando nadie lo esperaba. Quizá ni él. Fue el primero de muchos ataques y de muchas respuestas de Alejandro Valverde a quien la segunda fila del equipo le ha sentado fenomenal y ahora solo queda planchar todo bien para vestir de etiqueta en París.
La subida al Col d´Allos fue de etapa épica. Allí se probaron todos. Valverde y Nairo atacaron a Froome con más ganas de marcar terreno que de descolgar. También lo intentó Vincenzo Nibali que, pese a estar a más de 7 minutos no cesa, y es como el colegaa que sale de la discoteca sujetándose a las paredes e incita a tomar churros con chocolate.
Pese a ello, lo peor estaba por llegar. El terrible descenso volvió a dejarnos el amargor de la mala suerte, las caídas, los viejos fantasmas. Y es que las carreras de tres semanas no existirían sin la suerte. En una de las miles de curvas que nos hicieron mover la cabeza en el sofá como cuando jugábamos por primera vez a la videoconsola, desapareció Alberto Contador. Una visita al ssuelo frágil que sirvió para perder un Tour. Después pudimos ver como Sagan le entregaba su bicicleta que le quedaba grande y que cambiaría, otra vez, al inicio del puerto final. Una agonía a la que se sumaba la falta de información con la televisión francesa ofreciendo a los niños un manual de cómo no descender, centrando una moto y sus esfuerzos en Pinot.
El último ascenso a Pra Loup estuvo marcado por los demarrajes de Nairo Quintana y el marcaje de Froome. A un kilómetro del final, el ciclista colombiano atacó de manera violenta con gesto de rabia y movimientos de piernas muy rápidos. Fue un ataque ganador y de paso, una venganza a aquellos a los que algún día nos tuvieron que alcanzar lo de las estanterías de arriba. Las pedaladas de Froome alcanzaron a Nairo y pese a un último demarraje del colombiano entraron juntos en meta como enemigos íntimos.
Esta llegada fue el fin del Tour para todo lo demás que no se llame Chris o Nairo con Contador perdiendo 2:17. Al colombiano le separan del británico 3:10 segundos en lo que promete ser una batalla a la sombra, en terrenos recógnitos, en momentos sorpresa para decidir en el reparto final quién será Alatriste y quién Gualterio Malatesta.
Darío Novo