Atlético de Madrid

Espanyol 0-0 Atlético de Madrid: El Atleti se abona al empate

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Incluso en semanas como las últimas es necesario buscar un rayo de sol que maquille los desastres. En este caso, no habrá más luz que el choque de bruces con la evidencia que, a modo de entender de Simeone, toma forma de realidad. El empate de Cornellá pone al Atleti por debajo del Valencia y crea un suelo firme que pisar que tiene forma de tercer puesto.

Olvidada la renovación del título, el Atlético de Madrid plantea el objetivo de seguir en la brecha no ya este año, sino el siguiente. Y todo debería comenzar por lograr la tercera posición y librarse de esa previa de la Champions tras los meses de mojitos, bañador y chanclas que tanto cuesta.

En la primera mitad el conjunto del Manzanares volvió a mostrar su dualidad. Y es que de inicio, los de Cholo, salieron de manera valiente pero ineficaz, asediando la portería de Casilla con un juego por bandas que nos pareció, a ratos, incluso entretenido. Torres remató de cabeza a los 11 minutos y el portero perico demostró por qué se encuentra en la agenda de los mejores equipos del mundo. Minutos después, Koke envió fuera por poco.

El disparo del canterano pudo ser gol pero pinchó una rueda. Y lo hizo de esa manera tan propia en la que se desinfla en Atleti, poco a poco, casi de manera placentera. Los pericos entonces consiguieron su objetivo de igualar en intensidad personificando las acciones en un hiperactivo Sergio García.

Al término de la primera parte Miranda marcaría el rumbo del encuentro. Fue un balón dividido entre Abraham y él al que se sumó la impotencia de la lentitud, el miedo a la no llegada, el codo traidor. El impacto dejó al perico k.o., al estadio enmudecido y al Atleti con 10 y recordando, a modo flash-back con reverb la insistencia de Cholo, Burgos y el ‘Profe Ortega’ de saltar y guardar los brazos.

Mejora

Giménez salió por Torres y el Atlético de Madrid homenajeó a Helenio Herrera y a su máxima que rezaba que se juega mejor con 10 que con 11. Por superioridad numérica, el Espanyol se hizo dueño del juego aunque no de las ocasiones.

En el 51, en una de esas jugadas tan atléticas por aire, Godín se adelantó a Álvaro en el vértice del área españolista. Su cabezazo llegó llorando y botando a Griezmann que mediante una tijereta, batió a Casilla. Sin embargo, Vicandi Garrido, demasiado estricto, consideró que el uruguayo había cometido falta y el gol no subió al marcador.

Arda fue la llamada de socorro. A pesar de que el turco no firmó una de sus intervenciones más brillantes, sugiere en el campo una calma casi paternalista, como cuando uno necesita un abrazo de verdad. Fue la apuesta de Simeone por la victoria pero ni Cornellá fue Stamford Bridge ni el Atlético puso el coraje del PSG. A pesar de ello, Raúl García la tuvo en un mano a mano que volvió a coronar a Casilla.

El reparto de puntos no valió para resucitar a un Espanyol aun tocado del varapalo copero ni para que el Atlético de Madrid recuperara la tercera posición que se queda el Valencia. Nos plantamos entonces a las 17.45 de la tarde sin tener claro si el punto suma o resta, si era lo esperado, si merecimos más o si nos habíamos levantado de un mal sueño. Y es que hay horas en las que, lo mejor, es dormir la siesta.

Darío Novo