Atleti 1-0 Levante: Victoria, liderato y candidatura
El año nuevo en el Calderón, lejos de inspirar resacas, devuelve al cuerpo pasión y exceso en forma dulce alejada del Ibuprofeno pero abrazando al marcapasos. El Atlético de Madrid se viene abonando a una forma de ganar que es la tirita de las pupas, como si de recorregir la historia se tratase, vaya.
Y es que hace años -mejor no contar, que uno se hace mayor- los partidos del Atleti eran algo así pero al contrario. Eran momentos de pasar de favorito a acabar pidiendo la hora y, en la mayoría de los casos, era un sufrimiento tenso y de desgana. Ahora dan ganas de pedir un rato más, del no te vayas tan pronto, apuntate mi móvil por si acaso.
El once plantado por el Cholo ante el Levante presuponía el premio a los méritos aunque, de haber sido del todo cierto, Thomas hubiera sido titular. Y el equipo no comenzó mal si tenemos en cuenta que estos días raros, fríos, a los que habíamos de sumar un pinchazo del Barça, cuestan de especial manera.
El Atleti no aprovechó el primer arreón de 15 minutos que, de rematar, supone una victoria en el 95% de los casos. Un tiempo que se jugaba de manera total en el campo del Levante (escriba aquí cualquier rival) pero que el propio rival veía como quien pasa un puerto de primera en bici medio ahogándose: llegados aquí, sólo puede ir en descenso.
Y lo hubo, claro. El Atlético de Madrid comienza a estar en estas situaciones perdido de ideas de creación a pesar del buen posicionamiento. El embotellamiento central suele afectar a Juanfran aunque facilita la labor de Filipe Luis que es pulmón aunque le falta la chispa final.
Todo pudo e incluso debió cambiar. Jackson la pegó dura y abajo, pegadita al poste, donde suele ser gol pero todo parecía ser de otra forma y la mano de Mariño lo reafirmó. Después, Correa, valiente, encaró y José Mari le derribó dentro del área en un penalti de manual. Clos Gómez fue el único en no ver lo mismo y algunas contras del Atleti erradas -un mal pase de Griezmann buscando a Jackson que tuvo más de compañerismo que de acierto- dieron con el final de los primeros cuarenta y cinco.
Segundas partes buenas
A medida que caía la noche y el frío, el Atleti despertó desperezándose en una segunda mitad de menos a más. Fue un hielo en medio de una copa fría. Los impulsos llevan a esa locura que el Atleti contagia y que involucra a la grada en cada pegada como la de Koke al larguero que si no lo dejó maltrecho, poco faltó.
La salida al campo de Vietto por Correa y de Carrasco por Koke dotaron al Atlético de mejor juego en ataque a razón de perder el centro del campo y lo que ello supone. Ataques fulminantes y de calidad, pérdida del balón dividido al centro y acercamientos del Levante con más pólvora que mecha.
Cuando Simeone entendió lo propio, Jackson cedió su sitio a Thomas. El luminoso marcaba el 73 y el 0-0. El joven huele desde la grada a ser uno de los productos fabricados por la máquina del fútbol con errores mínimos que suele suponer, de primeras una ilusión pero, a largo plazo, una alegría tras otra.
El desparpajo del muchacho y la pelea por su puesto le llevó a marcar un gol tras controlar, bajarla, repasar defensas, sobrepasarlos, enfrentarse a Mariño, pegarla mordida en recto, que tocara el guante del levantinista, que tocara el otro guante y que entrara llorando, fría, como la tarde para calentar el ambiente, por líder.
El gol devolvió al Atleti la confianza y el segundo pudo llegar de las botas de Vietto tras una buena acción del propio Thomas. El Calderón, con 35.000 personas, comenzó a botar también de manera fría resolviendo el final con tres puntos y un liderato. Quizá era la temperatura o la prudencia. Quizá era pensar el tiempo que fue y el que es. Quizá el corazón comenzaba a helarse a sabiendas de empezar el año siendo candidato a todo.
Darío Novo