El fascismo según Susana

@DarioNovoM

El taxista marroquí de los atentados de Barcelona ha tenido su reencarnación en un profesor andaluz que pide perdón por sus errores laborales que, según sus cálculos de su timeline de Instagram, son nueve exalumnos que han votado a Vox. Esta historieta de Twitter ha sido compartida por Susana Díaz como un todo, casi en tono de axioma, que explicaría para ella y los suyos, que son muchos, el porqué de unas elecciones que han acabado por mandarles a su pueblo.

El maestro llora en sus textos de 140 caracteres que no ha sido capaz, durante años, de lograr su objetivo, al parecer, prioritario: no hacer fascistas. Saber quién ha creado a los votantes de Vox es hoy un juego promovido por La Sexta, como el propio término ‘fascista’, y es una adaptación de aquel pasatiempo infantil que surgía en torno al «pío, pío, que yo no he sido».

Susana se hace partícipe de esta idea: el error del sistema del que ha sido parte contratante que no ha conseguido que el dogmatismo haya tenido una eficacia como en otros lugares de la geografía hispana. Esta última ‘susanada’ resume a la perfección lo que ha sido un modus vivendi durante 40 años para los andaluces.

Porque, toda vez que el profe considera que su legado de clase es imbécil, hay algo de cierto en la asunción de culpa de JuanitoLibritos: la tasa de abandono escolar en Andalucía es del 23,5%, 5,2 puntos por encima del resto de España y casi 13 más que en la Unión Europea. Profesores como el tuitero son responsables de estos datos.

El clientelismo y el ‘estado del bienestar’ andaluz es manifiesto en todas y cada una de las expresiones que la Junta, como marca, ha hecho de sus ejercicios. Ni siquiera la Cataluña de Mas, Puigdemont y Torra, ni el País Vasco de Ardanza, Ibarretxe o Urkullu, materializaron a golpe de pegatina el todo que supone el control extremo de lo público.

Andalucía tiene una suerte: profesores como JuanitoLibritos pudieron ser efectivos pero, con la aperturización del conocimiento, su gente ha encontrado alternativas más allá del miedo. El PSOE lleva años acorralando a una Comunidad con programas electorales que obviaban las propuestas para convertirlas en amenazas.

Susana Díaz se encuentra ahora ante el mayor de sus retos: trabajar. Para lo que sea. Como tantos andaluces de los que se lleva años lucrando a costa de subdesarrollarlos. Las amenazas son constantes: o ‘elsoe’ o nada. Así es como se convierte en fascistas a Ciudadanos, al Partido Popular y a Vox. Y esos andaluces, 1.804.884 votantes, se quedan estupefactos ante los autoproclamados como auténticos demócratas que son, por definición, los dueños de la democracia. «La empujan como un carrito de ruedas y se la llevan…y entonces el otro se encuentra con que es ‘fascista’, como se encuentra cualquiera con que es soltero cuando la novia le dice que no.»