Volver a las urnas
Transcurridos ya dos meses desde las últimas elecciones generales seguimos con un gobierno en funciones, que sorprendentemente ha dejado apartados aquellos “viernes sociales” que, como la mejor campaña electoral posible, se utilizaron de manera tan oportuna como eficaz, a juzgar por el resultado logrado en las urnas por el partido del gobierno, de un Sánchez “curtido” previamente en las derrotas.
Que los plazos sean los que son no puede ser la excusa para que dos meses después de que los ciudadanos decidimos quienes debían ocupar los 350 escaños de la Carrera de San Jerónimo, despertemos un día más con la incertidumbre de si el único candidato con opciones reales de ser investido presidente, cuenta con los apoyos suficientes para conseguirlo.
Día tras día asistimos perplejos a declaraciones de unos y otros, que más que aclarar la situación y despejar las dudas, crean una mayor confusión.
Sorprenden especialmente las de Ábalos, “asegurando” que se presentarán a la sesión de investidura sin contar con los apoyos necesarios, que “se decidirán en ese momento”, como si un discurso conmovedor del candidato pueda ser capaz de ablandar las posturas más intransigentes.
De ser eso cierto, no parece que esa improvisación “aparente” sea la mejor garantía del éxito que se pretende.
Iglesias, venido a menos, se sabe necesario y tras la reunión “secreta” no parece dispuesto a “apearse de la burra” y renunciar a que él mismo o alguno de los suyos se siente en el próximo Consejo de Ministros, en un gobierno de coalición; no se resigna a aceptar otras cuotas de poder secundario y pide “una mesa para negociar sin ruido”, pero todo hace pensar que finalmente aceptará lo que le ofrezcan y dará sus 42 votos a la espera de tiempos mejores.
Desde ERC, por medio de su portavoz Rufián, han insinuado la posibilidad de abstención de los suyos, pero en ningún caso como un “cheque en blanco” a Sánchez, sino con el compromiso de “abrir una etapa de diálogo, negociación y reconocimiento mutuo que acabe con el bucle de represión y amenazas”.
No se habla de indulto, hay cuestiones que es mejor no airearlas antes de tiempo para no “incomodar” a una gran mayoría de ciudadanos.
Los de Puigdemont, Juntos x Cataluña, aseguran que Lastra les ha suplicado su apoyo a la investidura, pero su lacónica respuesta ha sido que “no se dan las condiciones”.
Poco importa si el registrador Rajoy es ahora partidario de que el PP se abstenga para facilitar la investidura, quienes deciden hoy no están por la labor de lanzar un salvavidas a quien sigue siendo el verdugo de aquella moción de censura y todo apunta a que le darán sus 66 “NO” cuando llegue el momento.
Rivera, víctima de las propias contradicciones de su partido, donde existe un sector que no comparte los excesos de “camaradería” por el flanco derecho, no parece dispuesto a abstenerse y, a día de hoy, cuando Roldán, miembro de la ejecutiva, ha presentado su renuncia a todos sus cargos en el partido y al escaño en el Congreso, todo hace pensar que obsequiarán con 57 “NO” a Sánchez.
No es de esperar y no tendrán, la abstención de los de VOX, vilipendiados hasta la saciedad por todos los miembros del PSOE que han tenido la oportunidad de pronunciarse en los últimos tiempos.
Lo que hagan el resto, siendo tan importante como lo que hagan los partidos con representación más numerosa, podría ser decisivo o totalmente insuficiente.
Sea lo que sea lo que suceda, queremos que sea ya, “pronto, en breve”, como aseguró Ábalos, para que España tenga un gobierno dispuesto a afrontar los retos y dar solución a los problemas de todos los ciudadanos. Y en el caso también probable de que finalmente se produjera una investidura fallida que nos conduzca a nueva elecciones, no se asusten, no nos contagien sus miedos, estamos preparados para todo y si hay que volver a las urnas lo haremos otra vez, tenemos ya cierta práctica.