Un regalo inmerecido
Sería una tarea tan ardua como descorazonadora tratar de resumir, en tan pocas líneas, todos y cada uno de los incumplimientos de palabra perpetrados por quien hoy es Presidente del Gobierno de España; las hemerotecas están desbordadas de datos para quienes, más ligeros de memoria, optaron por echarlos en los cajones del olvido y deseen refrescarla.
Superado satisfactoriamente el trámite de los Presupuestos Generales del Estado, con un apoyo tan mayoritario como pintoresco, ya nadie duda que el de algunos no era precisamente por el bienestar de los españoles, por un reparto más equitativo de la riqueza general o por alcanzar una sociedad más justa, sino por obtener compensaciones partidistas pactadas, que como los secretos que conoce más de una persona, tarde o temprano acaban saliendo a la luz.
Desde entonces se han venido produciendo manifestaciones públicas, en una premeditada preparación pública para un hecho que no tardará demasiado tiempo en materializarse.
Todo apunta en la clara dirección de una “preparación de la escena” y una “mentalización de rebaño” para que cuando se produzca no sorprenda a una gran mayoría de españoles.
Desde el lamentable “todos cometemos errores, hay que mirar adelante” y el navideño “apostamos por el reencuentro”, del propio presidente, pasando por el desafortunado “el Gobierno está obligado a aliviar tensiones”, del Ministro de Transportes; o por el premonitorio “el Gobierno puede concederlos a pesar del informe en contra de la Fiscalía”, de la Vicepresidenta primera; o por el deseo ardiente y público de que los políticos catalanes condenados “estén en la calle cuanto antes” del líder supremo de Unidas Podemos…
Como colofón, cual simbólica sorpresa de un “roscón” que sin ser comestible pretenden hacernos tragar, nos “desayunamos” hoy con que un grupo de “50 personalidades mundiales, incluida la viuda de John Lennon”, piden con su firma en un manifiesto –galáctico- que se conceda la amnistía a los sediciosos catalanes condenados por el 1-O.
Uno de los principales en el escalafón de los condenados ya se pronunció con aquello de “que se metan el indulto por donde les quepa”, así que sería insólito y hasta insultante conceder una gracia a quien tan escatológicamente se refería a la posibilidad de obtener el “perdón”.
Nos han repetido mil veces que la función de la prisión es devolver a la sociedad a individuos reeducados, que no muestren una clara predisposición a cometer los mismos delitos y que se puedan reintegrar con normalidad; pero ellos, al menos algunos, lo han manifestado abiertamente, están decididos a repetirlos.
No podemos aceptar que graves delitos sean considerados simples errores por más que lo “predique” un Presidente predispuesto a incumplir nuevamente su palabra.
Los regalos no sólo no deben exigirse, sino que hay que merecerlos y éste, se produzca ahora, con ocasión de la festividad de los Reyes Magos, o en los próximos meses, como “presunto pago” por el apoyo a los presupuestos de los separatistas, es claramente un regalo inmerecido.