Un nuevo Frankenstein
¿Se imaginan que el ganador de la Liga de fútbol se pudiera decidir sumando los puntos de varios de los últimos clasificados a los del subcampeón para luego entregarle, solemnemente y con todos los honores, el trofeo?. Nadie lo entendería.
La política no sólo no es un deporte, sino que permite esquivar el “juego limpio” y utilizar cualquier tipo de triquiñuelas para hacer posible que los perdedores puedan alzarse con el premio de la gobernabilidad que no le han dado las urnas asociándose con todos los perdedores que sean necesarios.
No se cumplieron las proyecciones de las encuestas más optimistas que mayoritariamente pronosticaban un clarísimo cambio de gobierno y estamos, expectantes, ante una situación insólita, en la que cualquier desenlace podría ser posible.
Pero seamos realistas: hoy por hoy, en la columna de la derecha sólo hay 172 escaños dispuestos a que hacer posible que Feijóo sea el presidente de todos los españoles y NO existen posibilidades de que lleguen a los 176, salvo sorpresa de última hora o errores en la votación y en la de la izquierda podrían “sumarse” hasta 178 para permitir que sea Sánchez.
Todo apunta a que finalmente será la izquierda la que se lleve el gato al agua, contando con los votos y al menos la abstención de uno de los dos partidos de la derecha nacionalista.
Nadie duda que quienes apoyaron la anterior investidura en 2019 lo harán también en esta ocasión, cada cual obteniendo todas o una buena parte de sus pretensiones.
Especialmente SUMAR, con Podemos dentro del conglomerado, multicolor pese a la apariencia magenta, de 15 pequeños partidos, que a pesar de haber sufrido la pérdida de SIETE escaños de los 42 que sumaban todas esas formaciones en 2019, tendrá una participación proporcional en el que sería un nuevo gobierno social/comunista.
Den por descontada una vicepresidencia para Yolanda y cuatro ministerios a repartir entre los 8 grupos con escaño dentro de la “suma”, entre ellos uno para un Podemos “en liquidación”, con Montero, Echenique y compañía “descatalogados”.
No estará Teruel Existe, que si en la ocasión anterior resultaron innecesarios con su único escaño por el resultado final de 167 a 165, ahora lo han perdido.
Estará la izquierda nacionalista/independentista de Galicia con el único escaño del BNG, como ya hizo en 2019, a cambio de las migajas que quieran prometerles.
Apoyarán la investidura los 7 separatistas de ERC y los 6 “herederos políticos de ETA” de EH Bildu, formaciones que en la ocasión anterior se abstuvieron al no resultar necesarios para el éxito de Sánchez, al haberse convertido ahora en imprescindibles.
Obtendrán compromisos, incluso algunos que no tienen garantía de cumplimiento por estar supeditados a la Constitución Española y aun mostrando ambos sus deseos de separarse de España, tendrán la oportunidad de decidir quién gobierna a TODOS los españoles.
Los 7 del huido Puigdemont tienen en su mano la investidura y el futuro gobierno y optarán por la decisión que más les favorece, un Sánchez al que ya nada le quita el sueño, que a veces “se lía” sobre si España es una única nación o varias, que reniega de indultos y luego los concede, que despenaliza las malversaciones, que un buen día propone tipificar como delito los referéndums ilegales que no contempla la Constitución y al siguiente se abre a facilitar una “consulta”…
Se han convertido en necesarios y apretarán las clavijas a quien los necesita; no pueden votar en contra como hicieron en 2019 y “Charly” quiere volver libre.
Incluso si los cinco del PNV, que entonces votaron a favor, lo hacen también ahora, serían necesarios al menos DOS votos a favor de JUNTS.
En resumen, hay serias posibilidades de que salga adelante la investidura de “Perro Sanxe”, como lucen las camisetas socialistas y que cobre vida un nuevo Frankenstein, recosidas sus costuras, en esta ocasión con la colaboración necesaria de VEINTIÚN “partidos” distintos.