Hay que mojarse, «Yoli»
El 15 de marzo de 2021, el entonces “líder supremo” de Unidas Podemos, Pablo Iglesias Turrión, hasta ese día vicepresidente segundo del primer gobierno de coalición de la etapa democrática, decidió cambiar de aires, dejar el Gobierno de España y optar a la presidencia de la Comunidad de Madrid, en las elecciones autonómicas del 4 de mayo, convencido de que su presencia en las listas sería el revulsivo que necesitaban.
Nadie se habría sorprendido si entonces hubiera optado por una vicepresidencia bicéfala, una cartera con dos asas, a compartir por la madre de sus hijos y su mejor amiga Belarra, pero el capricho de su índice (seguro que el de su mano izquierda) designó ese día a la gallega Yolanda Díaz Pérez, Ministra de Trabajo, como heredera de su vicepresidencia (para ella tercera) y “mejor colocada” para sucederle en la cúspide del grupo para optar a mayores responsabilidades.
“Creo que digo algo que sienten millones de personas de izquierdas en toda España si digo que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España”.
No ahorró elogios entonces y convencido de lo acertado de su elección añadió ”la gente de izquierdas de este país, tenemos que apoyar a Yolanda para que, si ella así lo decide, y si así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones, sea la candidata de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales y la primera mujer en ser presidenta del Gobierno de España”.
Las elecciones autonómicas no le dieron a él los resultados esperados y “sus” 10 escaños no fueron suficientes para unir fuerzas de izquierdas en Madrid y apartar del poder a Díaz Ayuso.
Asumió el fracaso: “Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional, seguiré comprometido con mi país, pero no voy a ser un tapón para la renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestra fuerza política”
Como anécdota quedan sus palabras de aquella fecha en las que admitía haber decidido “dar un paso atrás consciente de que no contribuía a SUMAR”, un paso atrás pero no una retirada completa, ya que da la sensación de que ha permanecido en la sombra manejando los hilos.
La “elegida”, hija de un militante del Partido Comunista de España, no ha perdido la oportunidad y desde aquel día ha aprovechado todas y cada una de las ocasiones que se le han presentado para hacerse notar.
Muy lejos ya los tiempos de la humilde provinciana morena que ensalzaba a Hugo Chávez, ha evolucionado hacia lo que algunos definen como “Fashionaria”, dando un cambio tan drástico a su vestuario y aspecto personal que hace dudar a algunos que se trate de la misma persona.
Después de hacerse de rogar durante meses y en buena medida forzada por Podemos, el pasado día 2 oficializaba su proyecto de “la suma”, para el que ya cuenta con el apoyo de algunas de las corrientes comunistas que con mayor o menor éxito y bajo al menos 16 siglas distintas, llevan años participando en la vida política de toda España.
“Quizá me equivoqué al elegir a Yolanda”, ha lamentado su mentor, al comprobar que su ascenso eclipsa y deja en un segundo plano a los “suyos”, especialmente tras el catastrófico efecto de la polémica ley de “Sisí”, que les puede suponer un revés de proporciones históricas en las elecciones de mayo.
Alfonso Guerra cree que es un “bluf”, pero jaleada por el propio Sánchez y ensalzada por el CIS de Tezanos, se ha crecido como el más esponjoso suflé.
Y ahora no puede permanecer en su nube esperando que lleguen las generales de diciembre para salir a mojarse.
Las “hermanas izquierdo”, como algunos han dado en llamar a Belarra y su amiga, piden que apoye a Podemos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo; es la mejor manera de compartir el resultado.
Hay que mojarse, “Yoli”, aun cuando el previsible fracaso de la izquierda desinfle ese globo de color magenta.