Esto es lo que hay
Se abrieron las urnas y la cruda realidad el recuento repartió entre las distintas listas la libre decisión de los votantes.
Los distintos sondeos preelectorales fallaron, con mayor o menor estrépito unos que otros.
No se cumplieron los “deseos” del amigo Josefé, socialista empeñado en dar moral a los suyos, hasta el punto de que en el último publicado aún se permitía ir contra corriente y dar como ganador al PSOE con un 32,2% de los votos, por encima del PP con un 30,8%, Sumar con un 14,9% y VOX con un 11,8%.
No acertaron tampoco las encuestas privadas, si bien la mayoría de ellas daba como claro ganador al PP, algunas incluso situándolo en los 150 escaños.
La euforia mostrada por algunos de los sondeos, que daban una mayoría absoluta sobrada para PP/VOX, pudo hacer creer a algunos que sus votos no resultaban imprescindibles para ese objetivo y cargadas las maletas se marcharon a sus destinos de vacaciones y dejaron de ejercer su derecho.
Los datos son lo que son y acabaron proporcionando al PP una victoria insuficiente (33,05%, 8.091.840 votos y 137 escaños, 48 más que en las anteriores).
No se hundió el “sanchismo” que siendo uno de los perdedores de la jornada (el subcampeón siempre es un derrotado), mantuvo el tipo (31,70%, 7.760.970 votos y 121 escaños, uno más que en 2019).
Descalabro de VOX que pone en serio riesgo la opción de Feijóo de proponerse para la presidencia con su apoyo, a pesar de haber logrado la “medalla de bronce” de la competición electoral (12,39%, 3.033.744 votos y 33 escaños, con una pérdida de 19 respecto a las anteriores).
Decepción, con sonrisa contenida, de Sumar, el “batiburrillo” de pequeños partidos populistas, comunistas y demás “advocaciones”, que reunidos en torno a una vicepresidenta, sobrevalorada para algunos, no pudo superar vestida de magenta el resultado de los morados (12,31%, 3.014.006 y 31 escaños, 7 de los que obtuvieron en 2019 cuando se presentaron separados U.Podemos y Más País). Ocho formaciones tendrán escaño dentro de Sumar.
Hundimiento de los separatistas catalanes; desaparece la CUP, que pierde sus 2 diputados, ERC ve reducidos sus escaños a tan sólo 7 (tenían 13) y JUNTS pierde 1 y se queda con 7.
Entre los partidos nacionalistas vascos mejoran los herederos políticos de la banda terrorista ETA, nuevos “mejores amigos” de quien nos gobierna, EH Bildu obtiene 6; gana 1, que pierde el PNV, ahora con tan sólo 5.
El resto, hasta las 11 formaciones que han obtenido “premio” en forma de escaño son BNG, Coalición Canaria y UPN.
A resaltar, como curiosidad que finalmente no recogieron su documentación para votar por correo un total de 170.000 ciudadanos, cifra superior a la suma de votos obtenidos por Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro.
No es España un país en el que se permita gobernar el partido más votado y a la vista de los resultados de los cuatro principales grupos no da la sensación de que esta vez vaya a ser así.
Dejando a un lado que tanto JUNTS como el PNV son partidos de la derecha nacionalista, empeñados en sus propios asuntos más que en los de interés nacional, no parece que ninguno de los dos esté por la labor de permitir que España sea gobernada por la derecha.
Con estos “mimbres”, no parece fácil que unos u otros loguen formar un gobierno estable, por lo que no es nada disparatado pensar que antes de fin de año pudiera haber nuevas elecciones.
Lo intentarán ambos bloques y no se descarta, dados los antecedentes de Sánchez a la hora de “hacer amigos”, que continúe en La Moncloa, apuntalado por quienes “viajan” a Madrid de forma provisional y por quienes no se consideran españoles y se permiten “chantajear” al Gobierno para obtener cuanto se proponen.
Triste, pero a día de hoy, esto es lo que hay, con la posibilidad de que la decisión final que haga posible un gobierno esté en manos de un personaje huido de la justicia, sobre el que la fiscalía ya ha pedido al juez Llarena que emita una orden de busca y captura.