Estrés post traumático después de la Covid-19. Un acercamiento.

Un tercio de la humanidad está confinada en el momento en el que escribo estas líneas. De manera inesperada, a pesar de las noticias en los periódicos, la población española empezó un lunes de la segunda semana de marzo sin intuir que ese sábado el estado de alarma cambiaría los planes laborales y personales de los próximos meses de todos nosotros. Independientemente de si se produce un estrés postraumático en todas las personas que están en sus casas, sí que esta situación ha producido una “herida emocional” ya que nos ha puesto enfrente con nuestra propia mortalidad, la de nuestros seres queridos y con nuestra ilusión de control sobre nuestras vidas. Luego, esto hay que pensarlo como una situación sobrevenida y que nos ha hecho darnos cuenta de nuestra «vulnerabilidad». No obstante, veamos que es un estrés postraumático y qué nos dicen los datos de China de hace unos meses.

El trastorno por estrés postraumático (también conocido como TEPT) es un trastorno que algunas personas presentan después de haber vivido o presenciado un acontecimiento impactante, terrorífico o peligroso. Los problemas habitualmente debutan en los tres primeros meses después del incidente traumático, en relación a los síntomas para poder diagnosticarlo sabemos que deben durar más de un mes y ser lo suficientemente graves como para interferir con las relaciones personales o el trabajo. Los síntomas en el adulto van a ser al menos durante un mes las siguientes:

a) Al menos dos síntomas de hipervigilancia y reactividad.

– Alarmarse fácilmente.

– Sentirse con tensión.

– Accesos de ira o dificultades al dormir.

La hipervigilancia suele ser constante dificultando la concentración para descansar, comer o hacer las tareas diarias.

b) Al menos dos síntomas de alteración del estado de ánimo o síntomas cognitivos.

– Problemas en el recuerdo de detalles importantes de la experiencia traumática.

– Pensamientos catastrófico sobre uno mismo o el mundo

– Sensación de culpa o remordimiento.

– Falta de interés en las actividades placenteras

Sería necesario señalar en este apartado que los síntomas pueden producir que la persona que los padece se sientan aislados de los demás, amigos o familiares, como ensimismados por el recuerdo de la experiencia traumática.

c) Al menos un síntoma de evasión:

– Querer estar lejos de los acontecimientos, los lugares o los objetos que traen aparejado el recuerdo lo traumático.

– Evitar el pensar o el tener cualquier sentimiento relacionados con el acontecimiento traumático.

Aquí habitualmente ponemos el ejemplo del accidentado en carretera que rechaza volver a conducir un coche. El símil en este caso, sería diferente para cada uno.

d) Al menos un síntoma de reviviscencia:

– Volver a vivir emocionalmente el recuerdo traumático (“flashbacks”) en bucle, incluso con síntomas físicos como sudoración, taquicardia, agitación en la respiración…

– Tener pesadillas o despertarse con angustia.

– Pensar de manera catastrófica, una sensación de miedo.

Los objetos o situaciones pueden desencadenar en el sujeto una sensación de volver a vivir un malestar que ya no está presente.

No obstante, es lógico que después de una situación estresante se generen algunos de estos síntomas, si ellos desaparecen unas semanas después del acontecimiento estresante. Tendríamos que catalogarlos como trastorno del estrés agudo. La diferencia en la gravedad y la persistencia de los síntomas se puede explicar en algunas ocasiones, por trastornos psicológicos previos como depresión, drogadicción u otros cuadros ansiógenos.

Por todo lo expuesto con anterioridad, los más expuestos a dicha sintomatología va a ser el personal sanitario (médicos, psicólogos, enfermeros, auxiliares, celadores…) según el servicio de salud mental del Hospital Psiquiátrico 12 de Octubre en un estudio realizado en la epidemia SARG 2002-2003 con profesionales de la salud se concluyó que a los dos años se había incrementado la depresión mayor en un 2%, el trastorno por estrés post traumático un 2%, el abuso de sustancias (alcohol, tranquilizantes) 2% y los trastornos de pánico un 1%. Para que esto quede atenuado tenemos que saber que pondera negativamente los factores de riesgo o estresantes del personal sanitario como la escasez de medios de protección y diagnóstico(test), los contagios de sus amigos o familiares, los dilemas morales sobre la elección de pacientes graves a los respiradores en las UCIs y la experiencia propia del covid-19 con síntomas moderados o graves.

Además una revisión de 24 estudios, las cuarentenas y su psicología, elaborada por investigadores del King’s College y publicada en la revista The Lancet hace dos meses, encuentra que incluso pasados tres años después del aislamiento se han mantenido episodios de estrés postraumático.

Fijándonos en un encuesta con expertos de la Universidad de Pekín, no publicada pero que cita la reputada revista Caixin, concluye que de 311 profesionales sanitarios que atendieron directamente en la epidemia en Wuhan, un tercio padeció algún tipo de problema psicológico.

No obstante, el hacer comparaciones entre países no se incluyen ciertas variables esenciales sobre la cultura, el sistema sanitario o los factores de protección mental de sus ciudadanos. En España, la ratio de psicólogos está en 9,6 por cada 100.000 habitantes (lejos de la media europea que está en 18 profesionales de la salud emocional) pero muy por encima de China que solo cuenta con 2,2 profesionales sanitarios de la salud mental por cada 100.000 personas. Además se han puesto diversas iniciativas con gran acogida entre la población general y para los profesionales que están en primera línea de atención médica y asistencial: Dispositivos de atención psicológica telefónica 24 horas gratuito, redes de apoyo mutuo, guías de cuidado psicológico en el confinamiento…

En resumen, estamos ante un contexto inédito en nuestro país y en el mundo, las comparativas que usamos entre continentes y países sirven a modo de reflexión pero no podemos saber con exactitud la gravedad o la levedad de las secuelas psicológicas en nuestra población. China tenía antes de la crisis 100 millones de personas con problemas psiquiátricos y 54 millones con depresión. No obstante, sí sabemos que la población mas expuesta tiene más riesgo de padecer un trastorno post-traumático, un trastorno por estrés agudo o alguna sintomatología ansiógena en función de los factores de riesgo y los factores protectores. Además el elevado número de muertes de seres queridos en relación a otras épocas de nuestro país, sin poder hacer los rituales de despedida simbólicos y necesarios, (los velatorios y entierros han quedado postergados o reducidos a no mas de tres personas) llevará a hacer un duelo prolongado a muchos de sus familiares que pueden derivar en estados de ánimo depresivos.

Bibliografía:

National Institute of Mental Health

https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-por-estres-postraumatico/index.shtml

Artículo de El País.

Vidal Liy, Macarena 6/4/2020 “Todo el mundo en Wuhan tiene un trauma”

Sergio García Soriano es psicólogo clínico en Madrid y El Escorial.