El urbanismo, punto de fricción en el pleno de Boadilla
La ordenación del territorio ha influido siempre en el devenir de los pueblos y ha configurado su identidad o su existencia. La distribución del campamento romano seguía unas pautas racionales que buscaban la eficacia en territorio hostil, el que Roma conquistaba a las tribus en su expansión por los pueblos del Mare Nostrum a los que imponía su urbanismo. En la edad media los burgos se agrupaban buscando la protección mutua de los vecinos y se amurallaban con cerramientos. Y la cuadrícula burguesa del urbanismo del siglo XIX, o las cités abiertas al espacio que propusieron los racionalistas de la Bauhaus, o las utopías de Le Corbusier no son sino adecuaciones urbanísticas acordes a la época según su economía, su filosofía o su ideología. Algo así parecía discutirse durante el pleno extraordinario del 25 de marzo pasado en Boadilla del Monte, cuyo punto principal era la aprobación provisional del Plan General de Urbanismo.
Migue Ángel Ruiz López, concejal de Urbanismo expuso durante el primer punto del pleno las ventajas del plan de ordenación del territorio que se debatía y que proponía su grupo, muchas: conexiones, infraestructuras, techo poblacional, servicios públicos, “un plan general que está vivo” dijo en su alocución. Aunque para Gudelio Oliver, concejal de UPyD, las ventajas no eran tantas. Para su grupo el plan “quita incertidumbres y es técnicamente concreto respecto al desastroso del año 2001. Se trata de un desarrollo del ladrillo, especulación, negocio bestial que van a pagar los vecinos” dijo en su intervención. Pablo Nieto, concejal del PSOE, se cuestionaba “qué necesidad tenemos de agotar todo el suelo, se trata del mismo plan del 2001 hecho por González Panero, ofrece poco más que seguridad jurídica”. Y Ángel Galindo, concejal de APB, se preguntaba “qué prisas tenemos en aprobar el plan”. Nuevo turno de contra-réplicas del concejal Ruiz para anotar que «en 1985 Eduardo Mangada, por la época consejero de Ordenación del Territorio y Medio ambiente de la Comunidad de Madrid paralizó el desarrollo urbanístico de la región y hay que desatascarlo ahora. El monte de Boadilla es patrimonio de la región. No se puede estar nunca en contra del desarrollo sostenible de las ciudades”.
Como se ve, el debate urbanístico se adentró en los treinta años anteriores de la historia y dio para mucho con las sucesivas intervenciones de los concejales de los grupos políticos. Que si especulación, que si densidad de población, que si la culpa era o no de Zapatero, que si pelotazo, o que si en Europa es diferente, o que si en Parla es un desastre, o si se trata sólo de una solución jurídica, o del deterioro del casco urbano, o del pelotazo, o de lo mucho que nos envidian fuera, que si aplazamos la aprobación, que si se incrementará la vecindad en más de 22.000 habitantes, que si… Así que entre dimes y diretes se llegó a la votación y ahí sí que no hubo duda, se aprobó, manda el que tiene mayoría. Ya está.
Los siguientes puntos se referían a cuestiones financieras, cancelaciones de préstamos y el buen estado de las cuentas municipales. Y ahí, confiada, a gusto se despachó la tercera teniente de alcalde y concejala de Hacienda Susana Sánchez-Campos, que fiel a su estilo numérico desgranó un caudal de cifras, tantas que casi se ahoga y tuvo que ser socorrida de un ataque de tos por una ujier con caramelos vaporosos que el público asistente gentilmente le ofreció. Nada, la primavera. Y nadie puso en duda la felicidad contable que goza el municipio, aunque los concejales opositores atribuyeron todo el éxito a la vecindad, que paga puntualmente las altas obligaciones, plusvalías, IBIS, etc., que les carga el Ayuntamiento. Turno de votaciones y aprobaciones.
Y el último punto fue la discusión de la propuesta de APB sobre la solicitud al gobierno de España para la supresión de los paraísos fiscales. El concejal de esta formación, Ángel Galindo, leyó la proposición, que fue respondida por el concejal Ruiz con otra de términos e intenciones parecidos. Hubo réplicas y contrarréplicas, incluso el señor Galindo llegó a llamar “paracaidistas y ustedes son los dueños de todo” a los concejales populares, cosa que desmintió el concejal Ruiz. No, él nunca se ha tirado desde un Hércules C 130. Y así, entre jugosos coloquios se llegó a las votaciones, en las que la mayoría popular aprobó lo que era menester aprobar.
Para finalizar, el alcalde Antonio González Terol se dirigió a todos los concejales a los que felicitó por su trabajo y agradeció su dedicación y entrega al pueblo y al municipio durante estos cuatro años, por encima de las diferencias ideológicas o intereses partidistas. Presumiblemente era el último pleno y el final de la legislatura, las elecciones se vislumbran en el horizonte del 24 de mayo.
Entre medias, el pleno se suspendió al medio día y todos los concejales, autoridades, asistentes, periodistas y público en general (había hasta los alumnos de un colegio de la localidad) se dirigieron a la plaza próxima para guardar un minuto de silencio en recuerdo a las víctimas del accidente aéreo del avión alemán de la aerolínea Germanwings, momento que recoge la foto que se adjunta y que conmocionó a todos los presentes.
Texto y fotografía: Ángel Aguado