Juegos entre drogas al salir del colegio
Lisa, de 7 años, y su hermano, Andrés, de 5, acaban de salir del colegio María Auxiliadora, de las Salesianas, ubicado en la calle Villaamil, 18 (distrito de Tetuán). Fin de la jornada escolar. Son las cinco de la tarde. A 400 metros de él se encuentra su casa y el parque donde juegan casi todos los días, ambos en la calle de Martínez con Nuestra Señora del Carmen. Aun con columpios, bancos y arena para dar rienda suelta a la imaginación, esta zona de juegos está compartida, aunque dividida por unas escaleras, por un grupo de toxicómanos que diariamente beben, consumen droga «y practican sexo» –según un vecino– en este emplazamiento.
No importa la hora del día ni si hay menores mirando. A Lisa no le gusta ese paisaje: «Están borrachos y a veces hay cristales en la arena», dice tímidamente. A sus padres tampoco ni al resto de vecinos que al asomar por las ventanas tienen esta estampa desde hace años. Este periódico recibió hace unos días una queja vecinal al respecto. Hacía mella en la cuestión de los menores, ya que el estado de embriaguez de los toxicómanos es mayor después de la comida. «Cuando los niños salen del colegio a las cinco de la tarde son los que coinciden con ellos y ya están hasta arriba de cerveza y son mas peligrosos y pendencieros».
Más «trapicheo»
En el parque se llegan a juntar una treintena de drogadictos. Todos proceden del Centro de Atención Integral a Drogodependientes (CAID) Norte de Tetuán, a unos 200 metros de ese parque, en Nuestra Señora del Carmen, 46. «Rompen el mobiliario urbano del parque, parten los arboles, farolas de alumbrado, hacen sus necesidades pisando las plantas y el sistema de riego instalado por el ayuntamiento, dejando cuando se van por la noche un paisaje tan desolador como lo es de día cuando están allí, borrachos», protesta un residente.
El problema es que últimamente ven más «trapicheo» de droga en el parque. «Por la mañana viene una furgoneta, deja un paquete y lo coge un menor para dárselo a alguien de la plaza», dice una vecina. En ese parque se suministra la droga «por camellos y quinquis«. «Antes llamábamos a la policía, que los identificaba y los disolvía hasta el día siguiente, ahora los identifican y los dejan en el parque borrachos, discutiendo, tirando las papelinas entre las plantas para esconderlas, haciendo sus necesidades en mitad del parque a la vista de todos y sobre todo de los niños», añade el lector de ABC que envía su denuncia.
«No son mala gente. Cuando abrí mi negocio, hace 20 años, me atracaron. Ellos llevan toda la vida ahí. Son españoles del CAID. Ahora no tengo problemas con ellos. Vienen a comprar su cerveza con educación y se van. Pero sí es cierto que el paisaje es desolador. Además, por la tarde vienen más rumanos que hacen lo mismo que ellos. No se lleva bien un grupo y otro. Es el territorio de los españoles», comenta una de las comerciantes de la zona.
Casa de citas
En la esquina de ese parque hay una casa de citas en el bajo de Nuestra Señora del Carmen, 15, según los residentes. El olor a incienso, el perfume femenino que despiden las ventanas enrejadas, pero abiertas, son un indicativo. También las múltiples voces latinas de mujer que se escuchan. «Hemos avisado a la Policía, pero ahí nos dicen que no pueden hacer nada», comentan los residentes de este barrio, que piden actuación del Ayuntamiento:«Esto se hace insostenible. Si no despejan el parque de estos individuos, vecinos y comerciantes vamos a realizar acciones de fuerza, ya que nuestras peticiones a los organismos competentes no tienen respuesta».