Más madera
A las puertas de un otoño que en lo político puede ser caliente y en lo climatológico se manifestará con sus tradicionales altibajos de calor y frío, alternando caprichosamente jornadas de lluvia y de sol, quien más quien menos ya piensa en ese invierno que nos espera a la vuelta de la esquina.
Nada parece indicar que a Putin le vaya a entrar la cordura de la noche a la mañana y que un día de estos al despertar se dé cuenta de que “su” guerra, además de no haber alcanzado los objetivos militares previstos, ha causado miles de muertes, el mayor número entre sus propios soldados, gravísimos daños materiales y una inestabilidad política sin precedentes especialmente para el conjunto de los ciudadanos europeos.
Asistimos con preocupación y dolor a la destrucción generalizada de amplias zonas de Ucrania, que tardará décadas en levantarse a partir del momento en el que cesen los zarpazos rusos y puedan comenzar a “curar” todas sus heridas y vemos que los estados europeos y sus ciudadanos, en mayor o menor medida, son solidarios con el país atacado e invadido.
Pero desde nuestro congénito egoísmo nos inquieta mucho más adivinar nuestro futuro más inmediato; nos preocupa nuestra forma de vida, nuestras costumbres, nuestra alimentación, nuestra vivienda, los carburantes, la luz, el gas… y hoy por hoy, la inflación y la subida del euríbor que están poniendo en serias dificultades de “supervivencia” diaria a muchas familias.
Sabemos que el día a día nos va a salir caro, muy caro; en parte por el disparate de guerra del “señor” Vladimir (no perdamos las formas) y en buena parte por las circunstancias y las decisiones de nuestros políticos a la hora de establecer prioridades.
Ante un panorama incierto, muy incierto en lo que a la energía se refiere, de poco vale que quien ha incumplido tantas veces su palabra nos asegure que “España tiene garantizado el suministro de luz y gas”, que “el suministro de gas de Argelia –a pesar de aquella inoportuna carta al rey de Marruecos- está garantizado”, que “no va a haber “apagones de electricidad ni racionamiento de bombonas de butano”, que “la industria no sufrirá cortes de suministro energético”…
Faltan tres meses para que comience un nuevo invierno, en el que los expertos no se ponen de acuerdo en si habrá un nuevo “Filomena” que nos haga un poco más “cruda” la existencia y ante la incertidumbre, son muchos los que ya se han lanzado en busca de alternativas.
Nos dicen que hay listas de espera para adquirir determinadas chimeneas y estufas, que se están disparando los precios de la leña y los “pellets” y, puestos ante la disyuntiva de pasar calamidades o sobrevivir dignamente, no sería nada extraño ver a algunos hacha al hombro camino del monte…
Por si todo falla, vayan buscando en el baúl de los objetos desterrados aquella “batamanta” que pronto podrá ayudar a hacer más llevaderas las tardes/noches frente al televisor y si eres de los afortunados que ya disponen de una estufa o chimenea, no te duermas en los laureles, que te puede pillar el toro y sin perder un minuto, consigue más madera.