El Maracanazo quedó pequeño
Brasil 1-7 Alemania
Mentiríamos si no dijéramos que todos deseamos de inicio ser parte de la fiesta. Se hace raro dejar de estar de moda en las fiestas así y soñamos por un momento que el himno que sonase fuera el nuestro y que tuviéramos ocasión, como hace cuatro años, de vibrar con un gol o incluso de llorar.
Ni para eso quiso dar tiempo Alemania. Low programó su máquina perfecta, infalible, suprema y cualquiera de los adjetivos que queramos añadirle a lo que estábamos a punto de presenciar.
El partido de ayer forma ya parte de los anales del fúbol para la bueno y para lo malo. Para lo bueno quedará el repaso tan alemán que abrillantó encimeras y para lo malo esa impotencia de ver a una quíntuple campeona del Mundo recogiendo de las redes todos y cada uno de los goles que querían esos alemanes.
Sin rival
Como un reloj de manijas perfectas, como un tren a su hora, como la pura y dura efectividad a la que nos tienen acostumbrados los alemanes, así acudió Alemania a su cita. Peinado y vestido para la ocasión -con esa camiseta al más puro estilo Bayern de Munich- directo a todo.
A pesar de que Brasil salió a morder, diez minutos de la primera parte bastaronpara que Muller mandara a la red un córner botado a la perfección por Kroos. El balón voló perfecto y ninguno de los 7 brasileños que merodeaban por el área pudieron hacer nada por evitar que Muller hicera su quinto este Mundial con el pie en el área pequeña.
Los siguientes 18 minutos los llevaremos grabados en la retina de la historia del fútbol. Un rodillo alemán se asomó a Mineirao y quiso poner una nota de música que hasta ahora no habíamos oído en ningún otro sitio.
Andaron despacio y tocaron bien, la pegaron desde todos los lados sin nervios, mientras Julio César una y otra vez iba y venía del fondo de la red con el balón en las manos, con el corazón roto, con el llanto que brotaba.Fueron los minutos del 22 al 28.
En ellos Klose marcó uno, Kroos dijo que el quería dos y Khedira se sumó a la fiesta. En medio de esa apoteosis de fútbol que nos levantó con las manos en la cabeza del sofá como si viéramos un eclipse de sol y de luna a la vez, hubo tiempo para batir récords, como el de Klose, que ya supera a Ronaldo en el número de tantos conseguidos en el Mundial.
Mineirazo
Será difícil entrar a valorar si lo currido ayer en Mineirao es un golpe mayor o menor que el ‘Maracanazo’ asestado por Uruguay. Sea como sea queda claro el golpe y en Brasil habrá cundido el ánimo hasta para las Olimpiadas de Río.
Si bien es cierto que la ‘canarinha’ ha respondido al dicho tan hispano de mucho ruido y pocas nueces. Un Mundial más que discreto para ser el suyo y que comenzó con la polémica ante Croacia y solo se observó una pequeña luz al final del tunel ante Colombia en el primer tiempo.
Alemania ha sido hasta ahora, hasta la final, todo lo contrario.Con jugadores crecientes (Kroos, Lahm), jugadores que siempre están (Muller, Klose, Neuer) y alguno con el que incluso no se contaba (Khedira).
Pero posiblemente quien mejor represente parte del himno nacional alemán sea el seleccionador Loew que con esta clasificación para la final, ha firmado en su trayectoria en la Mannschaft una trayectoria tan brillante como virgen de títulos ¿quién sabe si esta vez si?
Alemania coronó el resultado con dos tantos de Schurrle en la segunda mitad y Oscar marcó el gol más triste de la historia de Brasil para maquillar. Mineirao entonces cambió la samba por la orquesta de viento contra los suyos, que les ilusionaron en un comienzo, la misma que usaron contra nosotros y uno, muy de la tierra, no pudo más que acordarse del ‘Schadenfreude’.