¿Estamos ante el fin de la tolerancia -y la paciencia- respecto a negacionistas y antivacunas, al menos en la Unión Europea?
Comparto con todos vosotros la última entrevista que me hicieron desde el digital El Mundo.es
-Cada vez más países, como Francia o Reino Unido, anuncian medidas restrictivas contra los ciudadanos que se niegan a vacunarse. «Esta vez se queda usted en casa, no nosotros», ha dicho el presidente Macron. ¿Estamos ante el fin de la tolerancia -y la paciencia- respecto a negacionistas y antivacunas, al menos en la Unión Europea?
Hay dos derechos que entran en colisión la libertad individual o la salud pública. Y entran en colisión directamente cuando lo que llaman libertad individual pone en riesgo la salud de todos. Por lo tanto, no es que se acabe la tolerancia sino que a lo que se llamaba “tolerancia” era una manera de dejarse dominar por los “liberticidas”. Aquellos que conculcan los derechos de los demás. Pasó lo mismo con la Ley antitabaco de 2006. ¿Por qué tengo que tolerar que me enfermen o por qué tengo que tolerar que me echen humo o me hagan fumador pasivo? Macron sabe que a los negacionistas no se les puede convencer por lo tanto, hay que utilizar otros métodos. Es decir, aplicar una norma.
-¿Qué ha cambiado en esta quinta ola respecto al inicio de la campaña de vacunación?
Lo que ha cambiado en esta quinta ola es que ya hay existencias de vacunas para todas las edades, la adquisición y los viales semanales se están incrementando progresivamente y tenemos a más de la mitad de la población vacunada, y además son los más vulnerables a las consecuencias dañinas del virus. Por lo tanto, ahora nos planteamos por aquellos recovecos de la sociedad donde no está impregnando o calando la necesidad de la inyección. Por este motivo, ahora se ponen encima de las mesa en mayor medida los argumentos negacionistas porque son una parte de los hospitalizados.
También han cambiado los datos respecto a los fallecidos por covid, teniendo en algunos casos cero fallecidos al día en algunas comunidades autónomas. Los ingresos hospitalarios y los ingresos en UCI han disminuido, es decir, que en esta quinta ola la percepción de riesgo por parte de la población también ha disminuido.
-Francia exige desde hoy mismo pasaporte sanitario (certificado de vacunación o test negativo) para acceder a bares, restaurantes, cines, museos, teatros, parques de atracciones, gimnasios, piscinas, trenes, aviones, centros comerciales… Reino Unido hará lo mismo con Los clubes nocturnos y discotecas a partir de septiembre. ¿Cree que estas medidas animarán a los negacionistas a someterse al preceptivo pinchazo o, por el contrario, provocará su revictimización?
Será mayor su sometimiento a la norma que su discurso victimizador aunque este hará ruido.
Algunos negacionistas lo son como “posicionamiento político de oposición” donde están en relación con otras figuras de referencia para ellos que les animan a esto. Este grupo es minoritario en relación a la totalidad de los negacionistas. Sentirse forzados puede ser un alivio para vacunarse y seguir defendiendo “sus preceptos”, quedando exonerados de responsabilidad, “Yo no quería pero me obligó el estado represor”. Es un método adecuado para sumar nuevos vacunados. Al negacionista nunca se le va a poder convencer porque no son argumentos científicos lo que defienden sino que son argumentos afectivos, pasionales. El pensamiento científico es complejo y tiene excepciones, aristas… sin embargo, el negacionismo surge en ellos como una revelación, como si de fe estuviesen hablando. Hay más cosas en su vida que niegan pero en este tema, hay una exacerbación emocional.
Se han descrito casos de personas en el hospital muriéndose por este virus y sin embargo, negándolo al igual que algunos de sus familiares. O terraplanistas muriendo en un cohete casero para demostrar sus falacias. Es decir, el convencimiento es mínimo para sus inferencias. De tal manera que hay que actualizar normas que les obliguen a que no se contagien y a que no sean ellos contagiadores.
-¿Se corre el riesgo de brecha social entre una mayoritaria con privilegios (los vacunados) y una minoría tratada casi como si fuese los nuevos leprosos (los no vacunados)?
Es que si no se vacunan ponen riesgo todo el sistema social/laboral por lo tanto no puede permitirse “la libertad de acción” cuando lleva aparejada una irresponsabilidad poniendo en riesgo la recuperación económica de un país y la salud pública del mismo.
Vacunarse no es un privilegio si no que es un Plan europeo de salud donde al inicio no pudo vacunarse de golpe a todos por falta de dosis y hubo que elegir a los más vulnerables, los que tenían más posibilidades de morir o de padecer consecuencias dañinas para su salud, más que un privilegio fue una acción de protección por una necesidad de salud pública. No elegir a los jóvenes fue una medida por el índice de letalidad en esta población. Sin embargo, se hace necesario en esta quinta ola porque se están dando casos entre ellos de falta de memoria, desconcentración o cronificación de algunos síntomas de esta índole. Sabiendo que la juventud es una etapa en la que se creen eternos y se piensan en general más invulnerables de lo que realmente son.
-Alrededor de 114.000 personas se manifestaron el pasado sábado por en Francia para protestar contra las medidas de su Gobierno en nombre de la «libertad» y frente a lo que consideran «dictadura sanitaria». ¿Tiene sentido esa resistencia política y social en el actual contexto pandémico?
Sentido tiene puesto que ahora se ve muy claro como chocan ambos “derechos”. Aunque pensando en la libertad de grupo y en la crisis mundial este años por la pandemia acaecida nos cueste aceptar la virulencia de los “negacionistas”
No obstante, la cifra de 114000 personas con respecto a una población de más de 60 millones de personas no es muy elevada o en relación a otras manifestaciones en el país galo anteriores.
Me recuerda que el cumplimiento de la Ley sanitaria nos ha salvado a la población en muchas ocasiones, en la Inglaterra del siglo XIX el ejército cuidaba de que los tuberculosos tomasen el tratamiento en sus casas.
Sería necesario que pudiésemos ver que la norma impuesta te da libertad, a lo que llaman “dictadura sanitaria” es a que quieren imponer sus comportamientos insalubres a los demás, sería “la dictadura del negacionismo”. Las normas sociales te hacen libre para la convivencia, nadie piensa en que estamos en una dictadura porque no puedo matar, robar o ir a más de 120Km/hora. No pienso en la dictadura de la DGT sino que acepto que la norma civiliza para la convivencia.
No se puede reprimir que salgan a manifestarse a las calles y se expresen, eso sí pero usando las medidas preventivas necesarias. También se pone encima de la mesa el concepto de libertad y libertinaje. La libertad es responsabilidad, no es hacer lo que a uno dé la gana. Libertad es una conquista pensando en la libertad de grupo y todos debemos hacerla a diario. Sin tener nada que ver con comportamientos egoístas o individualistas. Mi libertad acaba donde empieza la del otro, cuando daño a mi semejante. La libertad se consigue con la norma.
La medida de Macron fue excelente, en el primer día después de su anuncio, más de cuatro millones de franceses pidieron la “autocita” para vacunarse.
-La situación en Estados Unidos es más preocupante. Las autoridades ya no se saben qué más hacer para conseguir que el ritmo de vacunación no se atasque con el grupo de población que, por dejadez o por recelo, no ha acudido aún a recibir su pinchazo, y están ofreciendo sorteos de un millón de dólares y de becas universitarias; cervezas, donuts y marihuana de regalo; o carreras de Uber gratis para acudir a las farmacias. ¿Cualquier incentivo es válido para intentar que estos escépticos se vacunen?
Sociológicamente, hemos dado un salto entre la “vieja Europa” al “nuevo continente” del “sálvese quien pueda” y el sueño americano individualista. Los incentivos ayudan a generar cierta adhesión a la causa pero hasta que el Estado no tome medidas de mayor calado, se quedará en una cuestión anecdótica. Debemos usar este hecho para sumar a la Educación de nuestro país un tema de conducta prosocial y responsable hacia nuestros vecinos, la libertad de grupo aumenta el confort de nuestra sociedad que corre menos peligros y nos da la oportunidad de estar sanos todos y de regresar a la “normalidad”
-En Estados Unidos, además, el virus empieza a cebarse en zonas donde los negacionistas (buena parte de ellos, votantes de Trump) son legión, mientras las ciudades más progresistas empiezan a despegar a pesar de la quinta ola. ¿Comparte la preocupación del inmunólogo y asesor anti Covid de la Casa Blanca, Anthony Covid, quien deplora la división política existente respecto a las vacunas en su país y ha afirmado que «los virus no saben la diferencia entre un demócrata, un republicano o un independiente»?
Cuando un virus se ceba o expande en un huésped, en un cuerpo no pregunta por su ideología política, es cierto.
Sin embargo, sí sabemos que la confrontación política puede incrementar hasta cinco veces más el número de casos y a posteriori más muertes. Y si hay una ideología que minimizan las consecuencias del virus y por lo tanto las medidas preventivas para protegerse pues de nuevo nos devuelve a un problema de salud pública, el negacionismo abre las puertas a las desprotección y al contagio.
El ser humano piensa con los grupos de referencia no piensa con las neuronas por lo que lo que hagan sus líderes mediáticos, políticos, religiosos o culturales se relaciona poderosamente con las acciones de la población. Solo tenemos que irnos a la historia y ver como la acción de vacunarse de polio por parte de Elvis Presley, el rey del rock en 1956 delante de millones de personas en la televisión ayudó más que cualquier campaña de vacunación y redujo el miedo de los estadounidenses hacia este acto preventivo.
-El presidente Biden ha criticado a plataformas como Facebook o Twitter por permitir que allí se difundan informaciones falsas sobre el Covid-19 que derivan en que parte de la población sea reacia a vacunarse, y por tanto, «están matando gente». La red social de Mark Zuckerberg se ha defendido de estas acusaciones afirmando que «no están respaldadas por hechos» y ha reivindicado que más de 2.000 millones de personas han visto «información fidedigna» a través de su portal. ¿Es necesario insistir en la verificación de los mensajes de estas plataformas para no alimentar la ‘conspiranoia’?
Es importante no dar propaganda a los bulos. En España, Facebook se lo ha tomado muy en serio y tiene varias acciones para dar fiabilidad y verificación a sus noticias con un tema tan serio como este. Sin embargo, hace falta sumar esfuerzos. Hay plataformas que a diario detectan miles de mentiras o desinformaciones sobre este tema por lo que la infodemia, la intoxicación con noticias falsas es cierto que está matando ya que si desinformas te acercas a una ideología que no protege la salud. Los bulos se comparten o se viralizan con más rapidez que la reflexión o las noticias contrastadas por lo que hay que atender muy de cerca este fenómeno donde de nuevo gana la emoción frente a la argumentación contrastada y por lo tanto caldo de cultivo para la infoxicación.
-Días atrás, el vicepresidente andalúz Juan Antonio Marín alertaba de que el 72% de las personas que están ingresadas en las UCI de los hospitales de la región con Covid eran negacionistas de entre 50 y 60 años que no habían querido ponerse la vacuna. La propia Junta rectificó poco después esa cifra, alegando que hay un 63% de hospitalizados que no están vacunados, pero por varias causas: hay quien se ha negado, pero también personas con pautas incompletas y jóvenes a los que todavía no les ha llegado el turno. ¿Hay motivos para inquietarse respecto a los negacionistas en España?
No, no tenemos tradición de ser un país de antivacunas o de negacionistas de Covid en relación con otros países. Aquí se han hecho campañas vacunales durante décadas y está dentro de nuestra “cultura sanitaria”. A nadie le extraña tener que vacunarse en las edades prescritas para prevenir diferentes enfermedades. También es imprencindible en muchos centros educativos mostrar la pauta vacunal de tus hijos al escolarizarlos. Los datos nos dicen que solo el 4% de la población es negacionista. Por lo que si pensamos que la inmunidad de grupo sería entre el 70 o 75% de la población ahora quizás por la variante delta del 80 al 85% de la población, no son cifras que nos deban arrojar en este momento preocupación. Como está sucediendo en Estados Unidos donde lleva estancada la inmunización varias semanas por este tipo de ideologías que allí son muy mayoritarias.