Chiringuitos” contra los intereses generales del sector profesional taurino
Luis Miguel Calvo, presidente de ASPROT.
(Asociación Sindical de Profesionales Taurinos)
El problema para reconstruir y adaptar el sector profesional taurino al momento actual es que los dirigentes encargados de encontrar los cambios y soluciones que la Tauromaquia necesita se encuentran trabajando en las ramas. Llevamos varios años perdidos dando palos de ciego y trabajando en proyectos que no pasan de ser “pan para hoy y hambre para mañana”.
Si tenemos que reestructurar este sector hay que empezar desde abajo, desde los cimientos, desde la raíz. Ir a la estructura de esta industria, revisarla y cambiar las cosas que están perjudicando a la Tauromaquia porque son abusivas y porque se han quedado obsoletas en los Convenios Colectivos Nacionales que regulan este gran espectáculo de masas, el segundo más importante de España en cuanto a productividad y asistencia de público después del fútbol.
La Tauromaquia puede ser perfectamente auto-sostenible en las plazas de los pueblos y una industria muy productiva en las grandes ferias y en los circuitos de las figuras del toreo. Pero, para poder hacer esa estructura fuerte con las modificaciones y soluciones precisas, habría que ponerse a trabajar urgentemente todos unidos: empresarios, matadores, ganaderos y cuadrillas.
Si los cuatro colectivos trabajaran con verdadera unión para cambiar unos convenios y reglamentos que se han quedado instalados en otro siglo, al menos se estaría operando la parte enferma del sector profesional que está ahogando al mundo del toreo. Los cambios para la reconstrucción de la Tauromaquia sólo se pueden desarrollar si se trabaja sobre los cuatro pilares que regulan esta industria:
1- Convenio Colectivo Nacional Taurino.
2- Reglamento Taurino.
3- Revisión y control del sector unido en bloque contra los pliegos abusivos.
4- Puesta en marcha de sistemas regulados por las asociaciones profesionales para desarrollar un plan de formación, regulación y control de calidad obligatorio de todos los colectivos de profesionales del toreo como requisito necesario para la obtención del carnet de profesional. Hay que garantizar que la calidad de nuestros profesionales ha sido acreditada ante los organismos de formación pertinentes como en cualquier otra profesión.
La solución pasa por ponerse a trabajar urgentemente todos unidos: empresarios, matadores, ganaderos y cuadrillas
La calidad de los festejos menores de promoción y novilladas han descendido de manera preocupante en la última década. Recuperar los sistemas de formación para garantizar y poner en valor la calidad de los espectáculos taurinos es otra columna importante para reforzar una nueva estructura, para que sea fuerte y para que, además de procurar la sostenibilidad económica en los pueblos y plazas menores, ofrezca un nivel de calidad garantizado.
Si trabajamos sobre estos puntos urgentemente y nos ponemos de acuerdo para operar y actualizar los convenios, reglamentos, pliegos abusivos… se iniciaría una nueva era para la Tauromaquia en la que los resultados nos permitirían salir de esta situación con una estructura organizada, fuerte y trabajada desde el conocimiento de todos los colectivos que representan oficialmente el sector; una estructura que garantice el equilibrio general de todos los colectivos profesionales que conforman la industria de la tauromaquia.
El principal motivo que, de momento, sigue impidiendo que estas y otras soluciones imprescindibles cojan el camino bueno, es que los intereses particulares de unos cuantos impiden trabajar a un sector entero para alcanzar la reconstrucción que la Tauromaquia y todos sus profesionales necesitan. Ese pulso entre bandos es el que estamos viviendo, y mientras no cambien las cosas en este sentido seguiremos desaprovechando la oportunidad de levantar desde abajo una estructura sólida y fuerte similar a la que han conseguido otros sectores.
Es sencillo de hacer. El camino es adaptar urgentemente los convenios, reglamentos y pliegos al siglo XXl y a la situación actual que vivimos. Es un momento histórico por las circunstancias que nos han sobrevenido. Los dirigentes de las cúpulas del toreo tienen la palabra y son los que tienen que reflexionar y tomar la decisión: o cambiamos la dirección y trabajamos para actualizar la estructura obsoleta de administración que regula la industria actualmente -y así afrontar el futuro organizados y pensando únicamente en el bien general de todo sector profesional- o seguiremos desperdiciando esfuerzos, tiempo y trabajo para nada.
Nos hemos reunido muchas veces, pero siempre trabajando por las ramas, dilatando una guerra de fondo que desgraciadamente existe y que si no la paran desde los monopolios que dirigen la Tauromaquia, la van a debilitar cada día más acabando con el vergel de producción económica y cultural que supone.
Ojalá se obre el milagro y se acabe esa lucha de intereses particulares de unos pocos que está impidiendo que la evolución de la Tauromaquia y de todos sus profesionales se pueda realizar muy pronto.