Fusión y ritmo en el Café Coliseo
Darío Novo
Viernes noche. Un pueblo a la espera de las fiestas, un espacio reducido y música, mucha música. Es el resumen general del paso de Aroha por el Café del Real Coliseo, un concierto preparado con mimo y que como los propios integrantes del grupo declararon a Capital Noroeste les ha llevado en torno a seis meses de trabajo que aprovecharán con una gira por Galicia y Cartagena antes de su regreso a Madrid el próximo 2 de octubre.
Con el retraso propio de una banda de rock de los 80, casi 50 minutos más tarde de lo anunciado en cartel, Perla Cristal hacía los honores de dar paso al grupo en torno a las 22:20 de la noche. Perla lo hizo a su manera: con agradecimientos, humor, canciones y anécdotas como la de Sara Montiel, bien traída, quien en una de sus actuaciones a las que llegaba tarde -un habitual- aseguró que el accidente de la carretera así lo había propiciado. «Muchos muertos, muchos muertos», decía la cantante.
La puesta en escena en el repleto Café, mereció la espera. Un inicio con ‘La pantera rosa’ como es clásico y treinta segundos bastaron para ver lo que ofrece Aroha: una fusión de trabajadas melodías llevadas a cabo por profesionales de la música. El concierto de Aroha transcurre entre sonidos iberoamericanos que maridan a la perfección. Su estilo, modestiia aparte, retrotrae a una mezcla de estilos entre Juanes y Santana. Un lujo técnico.
De ese modo, Aroha, con Cristian -voz y lídez- algo tapado por la fuerza de la música, estuvo ‘Toda la noche bailando’, enseñó parte de su nuevo disco con ‘Si señor’, cantó al ron y se atrevió con clásicos de Juanes como la ‘Camisa negra’ o clasicazos como el ‘Guantanamera’.
El grupo quiere mover la actuación entre subidas y bajadas musicales pero no le sale. La fuerza de su música hace del concierto un alto constante cosa que choca con sus presentaciones pero que en buena manera aparece el público que se dividía entre sentado y de pie con una música que obliga a bailar.
Superada la hora de concierto, con un calor asfixiante, la música de Aroha parece como no decaer y en ocasiones dan la sensación de poder estar tocando toda la vida sin bajar el ritmo. Destacar la percusión colindante con lo rockero y el viento que acaba por ser una guinda en un perfecto pastel musical.
Tras conquistar el mundo y saludar a gran parte del público -a quien esto escribe incluído- y tomar para no enamorarse, los Aroha cerraron una primera parte del concierto con una versión de Bob Marley en la que el grupo fue presentado con nombre, apellidos y nacionalidad lo que volvió a retrotraernos a la fusión, bendita, por cierto. Tras el cierre dos canciones más incluído el as en la manga de ‘Tu veneno mata’ y un baile final que dió que hablar. Una metáfora, esto último, de lo que le espera a Aroha.